Una de las principales consecuencias de la tormenta que azotó a la ciudad mendocina de San Rafael el 12 de enero y provocó enormes daños en el Cañón del Atuel, es la fragilidad del sistema eléctrico en el sur de Mendoza, situación que se profundiza en los días donde se registran temperaturas extremas, debido a que dos centrales quedaron fuera de servicio.
El aumento del consumo eléctrico durante una ola de calor y la salida de funcionamiento de dos de las cuatro centrales hidroeléctricas del sistema Nihuiles ponen a la región en una situación delicada.
Esta combinación de factores complica el panorama energético y se prevé que afecte el suministro durante más de seis meses. En ese período la región no estará exenta de apagones, que -incluso- podrían ser prolongados.
La tormenta de mediados de mes afectó severamente a las centrales eléctricas 2 y 3, por lo que sólo se está recibiendo energía de las centrales Nihuil 1 y Nihuil 4.
Días atrás se llevó a cabo una reunión en el vecino departamento de General Alvear y desde la prestadora Cecsagal reconocieron que no hay información precisa sobre la fecha en que se podrá volver a la normalidad, publicó el diario San Rafael.
“Las centrales están bastante dañadas y no se sabe cuánto tiempo llevará la reparación”, afirmó ante la prensa del vecino departamento el Gerente Técnico de la empresa, Mauricio Iboldi.
Además de esta situación en las centrales hidroeléctricas, la tormenta provocó que varios kilómetros de caminos que unen El Nihuil con Valle Grande hayan desaparecido.