La investigación por la muerte de Claudio Olgado y Ezequiel Uriarte, dos obreros que perdieron la vida el 22 de octubre pasado en una boca de registro en Santa Rosa, no avanza y sigue “en la nada”, según denunció a Diario Textual el padre de uno de los trabajadores fallecidos. Las familias reclaman mayor celeridad en la resolución del caso.
Los dos operarios ingresaron a una boca de registro cloacal en la esquina de Jujuy y Río de la Plata, en el norte de Santa Rosa. Según se ha determinado, no contaban con máscaras de protección y los afectó un gas tóxico conocido como sulfuro de hidrógeno. Olgado bajó primero al sistema cloacal y se mareó por los gases tóxicos. Su compañero Ezequiel Uriarte corrió hasta una heladería de la esquina y pidió a una empleada que llamara a la Policía o bomberos. Luego intentó rescatarlo, pero también fue afectado por esos gases. Murieron en el hospital Favaloro.
Hasta el momento está imputado únicamente un capataz, que fue fue el que les dio la orden de ir a sacar un tapón, pese a que -según se está dilucidando en la investigación- no contaban con la capacitación para esa tarea. Pero las familias de los operarios reclaman que se imputen a más personas que tenían injerencia en la obra.
“Pedimos por una ingeniera de la empresa Vial A y un inspector de la Administración Provincial del Agua. Solicitamos papeles a la empresa y no han presentado nada. No quiero que esto se quede parado. La mayor responsabilidad la tiene la empresa por no dar los elementos de seguridad, pero sigue todo en la nada misma. Pareciera que nos toman el pelo”, dijo a Diario Textual Diego Olgado, papá de Claudio.
Según la abogada querellante María Victoria Rambur además del capataz hay más responsables: técnicos de seguridad e higiene que no hicieron las capacitaciones adecuadas.
“Los empleados dijeron que durante este año tuvieron solo una capacitación de 10 minutos”, afirmó. “Además, no había guantes de seguridad suficientes: había uno o dos cada 25 operarios. Tampoco había cables de vida ni detector de gases”, agregó. “Ni jabón para lavarse tenían…”, aseguró.
“Tenían una escalera que no llegaba al fondo (de las cloacas). Los mandaron con un cortafierro y una masa a sacar un tapón, cuando no tenían esa función ni estaban capacitados ni alertados del peligro que corrían”, aseveró.
Los investigadores, además, tienen la presunción de que la empresa no había establecido los términos de distribución de funciones. En rigor, había otro empleado que estaba capacitado y autorizado a hacer esas tareas, pero ese día se ausentó por un problema personal. “Ezequiel y Claudio no debían haber estado haciendo esas tareas. Pero los presionaron tanto que fueron a hacer ese trabajo”, contó la abogada a Diario Textual.