El Banco Central (BCRA) reinstauró la restricción cruzada que impone un plazo de 90 días en los que los compradores de dólar oficial no pueden operar con contado con liquidación o MEP y viceversa. Es para frenar rulos ante la incipiente brecha cambiaria que se había formado entre los diversos mercados donde se transa la divisa.
La medida no es nueva ya que regía durante el cepo del kirchnerismo y se ejecuta una semana después de que Luis Caputo y Santiago Bausili le metieran un cepo a accionistas y directivos de bancos. En ambos casos, el gobierno argumenta que busca cortar un rulo que operadores hacían con dólares oficiales.
La decisión se ejecuta en un momento crítico para el gobierno por la falta de dólares, que lo obligó esta semana a sacrificar 1.500 millones de dólares en recaudación de retenciones a las exportaciones de granos para que las cerealeras apuren la liquidación.
Además, la medida está en línea con las imposiciones del FMI y el Tesoro de Estados Unidos para que Caputo deje de quemar dólares que no tiene para mantener la cotización barata. Sin margen político para tomar la medida que verdaderamente le exigen, es decir la libre flotación, el ministro apuesta a ir ajustando el cepo.
Esto además evidencia que el gobierno se quedó sin dólares para maniobrar porque no puede utilizar los del FMI para intervenir en el mercado. El primer síntoma obvio fue la maniobra desesperada con las retenciones cero, que con suerte les alcanzará para llegar a las elecciones de octubre, y ahora empiezan a ajustar el cepo.
Mientras tanto, Caputo espera que después de las elecciones el Tesoro de Estados Unidos le habilite fondos frescos, más allá de otras ayudas financieras como el swap. De todos modos, el secretario Scott Bessent aclaró que todo depende del resultado electoral.