Las panaderías atraviesan una crisis sin precedentes: decenas de miles de empleos se perdieron en los últimos 18 meses, cientos de locales bajaron sus persianas definitivamente, y los costos de producción se dispararon hasta poner en jaque la continuidad de muchos comercios. Así lo advirtió a Radio Textual (Radio Kermés) el presidente de la Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN), Martín Pinto.
Según cifras aportadas recientemente por CIPAN, en los últimos 18 meses más de 1.700 panaderías debieron cerrar definitivamente sus puertas, lo que representó entre 10.000 y 15.000 empleos perdidos. “Cuando este Gobierno se vaya, va a quedar un desierto de pymes, un desierto de panaderías, un desierto de fábricas”, dijo Pinto.
El dirigente planteó como una de las causas de la crisis al aumento desmedido de los servicios, principalmente luz y gas. Sostuvo que en algunos casos las boletas de electricidad aumentaron “casi medio millón de pesos” de un mes al otro. Además, con el precio de materias primas dolarizado -como la harina- y los costos de combustible y energía en constante alza, el rubro panadero quedó asfixiado.
Según Pinto, muchos comercios ya no tienen margen para absorber esos aumentos y deben trasladarlos al precio final. “Ya no podemos seguir absorbiendo todo lo que viene aumentando”, dijo.
El dirigente advirtió que la situación económica impactó directamente en la demanda: en los últimos meses, muchas panaderías redujeron la producción al mínimo, dejaron de ofrecer pastelería o facturas y se vieron obligadas a vender pan apenas por unidad, en lugar de por kilo. El resultado: un fuerte recorte de personal, caída de puestos de trabajo y el cierre de comercios familiares que históricamente abastecían barrios.
“Estamos arrancando una semana bastante complicada”, dijo al referirse a los nuevos aumentos de tarifas. El sector reclama medidas urgentes: costos que se ajusten a la inflación, moratorias para pymes, y una mirada económica que permita sostener a las panaderías de barrio.
Desde CIPAN advierten que si no hay cambios y sin una política de contención lo que viene podría ser el cierre de muchas más panaderías. “Va a ser un desierto de pymes”, cerró Pinto.
