El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Argentina y Amnistía Internacional presentó esta semana una publicación -elaborada con el aporte de adolescentes y jóvenes y voces especialistas- en la que se ofrece información para prevenir, identificar y actuar frente a situaciones de violencia digital, con especial foco en la violencia en línea, que afecta de manera desproporcionada a niñas, adolescentes mujeres y LGBTI+. Está destinado a madres, padres y personas adultas que crían y cuidan.
“La violencia digital tiene consecuencias concretas en la vida de las y los adolescentes: impacta en el bienestar emocional, social y físico de quienes la atraviesan. Con esta guía queremos reforzar que las familias no están solas. Desarrollamos este material para brindar herramientas para acompañar, prevenir, detectar señales de alerta y promover vínculos respetuosos en los entornos digitales. Frente a este desafío, es indispensable que el Estado implemente políticas integrales para prevenir y abordar la violencia de género digital, y que haya un compromiso colectivo por parte de las escuelas, las familias y las plataformas digitales”, manifestó Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
Mariana Isasi, Jefa de Oficina de UNFPA en Argentina, añadió: “Es fundamental que las personas adultas escuchemos sin juzgar a las y los adolescentes. Creemos que esta guía es clave para que las familias puedan habilitar conversaciones sobre el modo que habitamos el mundo digital, y que con ella fortalezcan la confianza y la capacidad de las adolescencias para un uso crítico y seguro de las plataformas”.
Problemática urgente
Las pantallas son parte de la vida cotidiana de adolescentes y jóvenes: permiten aprender, jugar y vincularse, pero la tecnología también puede amplificar las violencias:
– El 95% de niñas, niños y adolescentes de 9 a 17 años cuenta con un celular propio con acceso a internet, y la mayoría comienza a usarlo antes de los 10 años.
– Casi ocho de cada diez episodios de bullying se producen en el ámbito escolar y alrededor de cuatro de cada diez en redes sociales, mientras que una de cada cuatro víctimas no llega a contarlo a nadie.
– Más de la mitad de las niñas y jóvenes a nivel global ha sido víctima de acoso o abusos en línea, y que una de cada cuatro llega a sentir que su integridad física está en riesgo.
Recurso clave
La guía ofrece herramientas concretas para las familias, entre ellas: Cómo reconocer señales de alarma ante situaciones de violencia digital entre pares; Qué hacer ante situaciones de acoso, difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, doxing o deepfakes; Cómo hablar sobre consentimiento, respeto, estereotipos de género y vínculos saludables y Propuestas de juegos, dinámicas y acuerdos familiares para fortalecer la confianza, los cuidados y la capacidad para un uso crítico de las redes y plataformas digitales.
Durante el proceso de elaboración, adolescentes y jóvenes insistieron en un mensaje claro: “Necesito que me escuchen, que no me juzguen y que no me hagan sentir sola”. Por eso, el material también aborda el impacto en la salud física y mental ante la violencia digital entre pares y la importancia de no culpabilizar a quienes sufren violencia, promoviendo respuestas empáticas.
Además, ofrece pautas para abordar la situación cuando adolescentes y jóvenes son quienes ejercen violencia digital. Incluye, a su vez, recomendaciones claves para el acceso a la justicia, sobre cómo preservar evidencia digital y dónde denunciar.
Voces que exigen un cambio
La historia de Catalina Maluendez, hoy activista contra la violencia digital e integrante del Grupo de Jóvenes de Amnistía Internacional Argentina, también evidencia la necesidad de seguir construyendo herramientas para acompañar a adolescentes y jóvenes desde las familias, las instituciones escolares y el Estado.
Ella fue víctima de la difusión no consentida de imágenes cuando tenía 14 años. Su familia y amigos no sabían nada. Tampoco sus compañeros de clase. Lo sufrió sola, en silencio. “Cuando no le podés poner nombre a eso que te pasa, cuando no hay espacios de charla, no lo reconocés”, reflexionó.


