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El drama de un padre que no puede ver a su hijo

21 de diciembre de 2018
El drama de un padre que no puede ver a su hijo

Mario Alberto Fernández (37), padre de un niño de seis años, está desesperado. Confesó que lleva cuatro meses sin ver al pequeño porque la madre se lo impide sistemáticamente. Pero su calvario por poder estar aunque sea un poco tiempo con su hijo se inició prácticamente desde el nacimiento mismo, en octubre de 2012. Cerca de diez denuncias, entre la Justicia Civil y la Penal, pesan sobre la progenitora, que de todos modos incumple con el régimen de visitas acordado judicialmente. El denunciante reclamó “controles” a la Justicia. “Sólo quiero ver a mi hijo, estar con él, y poder tener un vínculo natural”, imploró.

El hombre recordó que su hijo fue producto de una breve relación con P.F. Relató que a poco del nacimiento comenzaron las primeras disputas, en ese entonces vinculadas a la paternidad porque presuntamente la joven mantenía una relación con otro hombre. “Enseguida le aclaré que no tenía problemas en reconocer al niño pero dadas las circunstancias necesitaba un estudio de ADN”, aseguró a Diario Textual.





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Una vez que obtuvo el resultado de ADN, que estableció su paternidad biológica, concurrió a anotarlo a la sede del Registro Civil que funciona en el hospital Lucio Molas. Pero grande fue su sorpresa al descubrir que su hijo ya estaba anotado, con el apellido de otro hombre, a la vez pareja de la denunciada.

“Ahí empecé con el trámite de impugnación de paternidad, con lo cual debí presentar el resultado del estudio de ADN que pude realizar sin la conformidad de la madre, que durante el periplo también se había negado a que enfrentara ese análisis”, indicó el denunciante. “De todos modos –siguió– presenté el resultado de ADN, la madre hizo un escándalo, hasta que posteriormente asimiló delante de la jueza que es mi hijo. A partir de entonces, a la edad de dos años aproximadamente, pasó a tener mi apellido”.

Relató que luego comenzó con el reclamo por el régimen de visitas y acordar la cuota alimentaria. Pero enseguida estuvo un tiempo sin verlo porque ella se lo impidió, supuestamente porque se enojó. “Hice una denuncia penal, con lo cual estuvo cerca de caer presa por ‘impedimento de contacto’. Yo no quería que vaya presa, algo que no se lo deseo a nadie. Yo quiero ver a mi nene, nada más”, remarcó.





Luego de ese trance, y durante poco más de un año, la mujer le permitió ver al chico dos veces por semana hasta que nuevamente cambió de parecer. “Dejó de traerlo y tampoco me lo da si lo voy a buscar. Fui un par de veces hasta su casa, le he dejado leyendas escritas en papel, pero tampoco quiero que utilice eso para seguir poniéndome palos en la rueda. Me preocupa qué le dirá de mí al nene. Ahora hace cuatro meses que no lo trae”, recordó.

“Mi hijo nunca durmió en casa y tiene seis años. Jamás durmió con la abuela o la tía: es una locura”, lamentó.

Fernández reveló que dos de las denuncias en perjuicio de la mujer son por “impedimento de contacto”. “Pero la maniobra defensiva de ella consiste en traer a mi hijo a casa un día, sacar una foto en el frente como que lo trajo, y así consigue la herramienta válida para sostener que no existe el impedimento de contacto porque supuestamente lo trae, aunque no es así”.

El 3 de octubre de 2016, en una de las audiencias de conciliación, con la presencia de la asesora de Menores, Graciela Lilia Massara, se acordó un régimen comunicacional que establece que Fernández “compartirá con su hijo de forma semanal, los martes y jueves de 17 a 19. Asimismo, las partes acordaron que semanalmente el padre compartirá con su hijo los días sábado y domingo de forma alternada, desde las 16 a las 20”, según consta en el escrito judicial al que accedió este diario.

El mismo acuerdo establece también que el “padre concurrirá al festejo del cumpleaños del niño y que en Navidad y 1° de enero el niño compartirá con su progenitor de 11 a 17”. Las partes acordaron además que el régimen se debe ir ampliando y es por eso que especifica que desde el 1 de diciembre de 2016 se ampliará semanalmente de cuatro a ocho horas. Algo similar se acordó respecto de los fines de semana. Asimismo, en el mismo acto se firmó también el acuerdo por la prestación alimentaria, que se fijó en una detracción del veinte por ciento mensual del sueldo correspondiente a Fernández por su labor en la Provincia.

– ¿Por qué no se cumple lo pactado?

– Nunca pude lograr que la Justicia se asegure que ella (la madre) cumpla con el régimen de visitas, que está homologado por la jueza. A mí, en cambio, la cuota alimentaría me la debitan mensualmente, como debe ser.

-¿Faltan controles del Estado entonces?

– Reclamamos a la Justicia que designe a una asistente social para que visite a la madre y constate cómo vive el chico.

En los próximos días las partes volverán a verse las caras en una nueva audiencia de conciliación, aunque Fernández no es muy optimista. “Sospecho que ella no concurrirá y si ocurre estaré habilitado a hacer otra denuncia penal pero ¿cuántas denuncias penales voy a tener que hacer?”, se preguntó indignado.

“Lo único que quiero es verlo, como corresponde. No quiero ver a la madre ni entrar a su casa. Sólo quiero ver a mi hijo y todo lo que hago es por él. No se trata de ella ni de mi”, concluyó.


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