Augusto Bedacarratz, quien fue uno de los pilotos de la Armada argentina que hundió al emblemático buque de la fuerza inglesa Sheffield, fue homenajeado en la Cámara de Diputados de La Pampa, disertó en el Centro Municipal de Cultura y posteriormente compartió una cena con veteranos de la Guerra de Malvinas.
Bedacarratz llegó a la Cámara de Diputados acompañado por el diputado Maximiliano Aliaga. Fue recibido por el vicegobernador Mariano Fernández y la diputada Alicia Mayoral. Posteriormente, ante un colmado CMC, dio una conferencia.
El piloto, a 37 años de ocurrido el enfrentamiento armado, fue convocado para brindar, en el marco de un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas, su testimonio acerca de su carrera y experiencia en las fuerzas armadas.
Bedacarraz nació en la localidad bonaerense de Villa Maza. Vivió toda su infancia en Macachín, donde concurrió a la escuela primaria. “Nunca pensé en ser piloto de avión. Todos en mi familia eran agricultores”, dijo a Diario Textual.
Augusto se trasladó a los 12 años con su familia a la ciudad de Buenos Aires. Allí cursó el colegio secundario y, ya a los 16, ingresó a la Escuela Naval, de la cual egresó en 1965 con el primer puesto en su clase. “Me recibí de oficial y posteriormente, en 1967, ingresé al curso de entrenamiento de vuelo naval. Finalmente la aviación naval fue mi vida y mi pasión”, contó.
En 1981 la dictadura militar Argentina compró a Francia aviones Super Etendard con misiles antibuques Exocet. “Fuimos enviados a la Aviación Naval Francesa, para darnos una formación básica de 50 horas en los Super Etendard”, recordó.
El 2 de abril de 1982, la Argentina recuperó las Islas Malvinas -un territorio usurpado por Gran Bretaña en 1833, cuando desalojó a los habitantes argentinos- . “Si quieren venir, que vengan”, desafió en ese momento el presidente de facto Leopoldo Galtieri desde los balcones de Casa Rosada. Las tropas británicas llegaron.
Bedacarratz fue enviado junto a otros nueve pilotos de la llamada Escuadrilla Naval de Caza y Ataque a la ciudad de Río Grande, en el extremo sur del país, a unos 550 kilómetros de Malvinas. El capitán formó tándem con Armando Mayora.
El primer ataque británico ocurrió el primero de mayo, con bajas en ambos lados. En ese momento, se frustró una misión de ataque de esta cuadrilla porque los aviones -de otros dos pilotos- tuvieron problemas al cargar combustible en vuelo. Así, como habían acordado, la próxima misión quedó a cargo de Bedacarratz y Mayora.
La próxima misión se lanzó el 4 de mayo. Un avión de reconocimiento, el Neptune, detectó a gran altitud a una serie de blancos.
«Nuestro objetivo era atacar y no ser detectado por la flota británica hasta después de ser disparados los misiles. Eso implicaba una serie de medidas. En primer lugar, no utilizar prácticamente el radar; en segundo lugar no hablar por radio y sólo comunicarnos, de avión a avión, por señas; y finalmente volar casi rozando el mar para no ser detectado por los radares enemigos. El día 4, en la madrugada, un avión Neptune encontró e identificó a buques enemigos. Nos pasó las coordenadas y comenzamos a preparar el plan de vuelo.
-¿Cómo fue el ataque?
-Despegamos a las 9.45 horas y volamos muy bajo y con suma discreción. A las 11.45, cuando estábamos a unos 15 minutos del lanzamiento, recibimos la última actualización, por parte del Neptune, de la ubicación de los buques. En ese momento, colocamos las posiciones en nuestro sistema de navegación. Introdujimos 20 dígitos y tuvimos que interrumpir el silencio de radio para cotejar entre los dos la información.
Bedacarratz dio la orden de atacar cuando los aviones se encontraban a 30 kilómetros del blanco. Inmediatamente apretó el botón de disparo. El misil, de 650 kilos, tardó unos eternos tres segundos en salir y el avión, al perder peso de una de sus alas, se movió bruscamente. Mayora, que no había escuchado la orden, se sorprendió y también lanzó el misil. Segundos después, los Super Etendard giraron y se perdieron nuevamente en la bruma. “Se hizo la operación como la habíamos planificado, a pesar de que enfrente teníamos a la tercera flota más importante del mundo que estaba armada con avanzados misiles antiaéreos”, dijo el capitán.