Entre el 20 y el 24 de junio hubo una serie de ceremonias del We Tripantu, para festejar el nuevo año ranquel. Uno de los encuentros se desarrolló en la Colonia Emilio Mitre entre el 20 y el 21, cuando se produce el solsticio de invierno. El segundo encuentro, organizado por otro grupo de ranqueles, se desarrolló en Leuvucó, la antigua y legendaria capital ranquel, entre el 23 y el 24.
En Leuvucó, donde se encuentra la tumba de Mariano Rosas, la actividad comenzó con una reunión de las familias frente a un gran fogón para escuchar los relatos de los miembros más antiguos del grupo y compartir platos típicos, especialmente preparados para el acontecimiento.
Durante las primeras horas del día 24, niños, jóvenes y ancianos se acercan al rewe, un tótem sagrado para realizar un ritual de purificación. El objetivo del rito es estar limpios de espíritu antes de recibir el nuevo sol y también el año nuevo.
“El año nuevo en América del Sur es el solsticio de invierno, cuando la noche se hace cada vez más larga y el día se hace más corto. El 23 de junio cierra un ciclo y el 24 inicia el nuevo año en este hemisferio”, afirma María Inés Canuhé, lonko y referente del Consejo Educativo Autónomo de Pueblos Indígenas de La Pampa.
El pueblo ranquel tiene una concepción cíclica del tiempo: el sol nace cuando llega el invierno, en primavera se convierte en adulto, durante el verano envejece y muere en otoño. Es un proceso de cambio y evolución que comparte la naturaleza en general.

Un grupo de ranqueles realizó la ceremonia en la Colonia Emilio Mitre.