Diego Trotta, un hombre de 35 años de edad y protagonista de una conmovedora historia de vida, ahora inició un acampe y una huelga de hambre en el Centro Judicial de Santa Rosa: reclama volver a poder ver a su padre Rubén Darío Trotta (58 años), quien en 2015 fue atropellado por un auto y al que cuidó durante tres años de internación en Buenos Aires.
Rubén Trotta es el vecino que fue atropellado, cuando circulaba en bicicleta, el 20 de junio de 2015 en la avenida Perón al 3.100. Sufrió graves lesiones.
Ahora hay una disputa entre sus dos hijos. Uno de ellos es Diego, quien acusó a su hermana de «administrar mal» la jubilación y bienes de su padre y reclamó al Juzgado Civil 3 que le den la tenencia del hombre que está con severa discapacidad. Pero ella se defendió y pidió escuchar «las dos campanas» del caso. «Es cierto que generamos deuda. Pero no me importa si estamos en el Veraz, pero sé que sus días son maravillosos y eso es lo que él necesita vivir el día a día», dijo.
Tres años viviendo en el Fleni
Diego, hace cuatro años, dejó todo en la provincia y fue a cuidar a su padre al Instituto Fleni. Regresaron, ambos, en junio del 2018.
Aquí, ya instalado nuevamente, Diego comenzó a investigar la administración de los bienes que había realizado su hermana. Y no le gustó.
La mujer se llevó a su casa, en Toay, a su padre. Tiene un servicio con enfermeras las 24 horas.
Diego, en medio de las acusaciones que le realizó a sus familiares, directamente no pudo ingresar más a la casa de su hermana para visitar a Rubén.
Ayer dejó de comer alimentos y se instaló en uno de los ingresos a los edificios del Centro Judicial. Pide que el Juzgado Civil 3 escuche sus reclamos.
Allí denunció públicamente que su hermana y su cuñado se están “aprovechando” de su padre y le están generando “deudas” y otros perjuicios económicos. “Yo quiero estar con mi viejo, disfrutarlo tranquilo y ayudarlo a que pueda progresar como en su fructífera etapa en Buenos Aires. Se tiene que terminar el impedimento de contacto”, dijo.
«A mi el dinero no me importa, pero sí me importa la calidad de vida que pierde mi padre en manos de una hija irresponsable y sin compromiso verdadero», finalizó.
¿Qué pretende? Obtener la tenencia de su padre para poder llevarlo a su casa en Santa Rosa y, paralelamente, que le retiren la curatela -una la institución jurídica creada por el amparo de la persona y los bienes del mayor de edad incapacitado- a su hermana.
La versión de la hermana
Noelia Trotta, en tanto, eligió las redes sociales para dar su versión. «Todo manipulador emocional se ocupa a fondo en desestabilizar a sus víctimas a fin de sacarlas de sus casillas y poder así acusarlas de ser alguien alterado o inestable», lanzó. «Quiero agradecer a mi familia y a mi padre que se da cuenta de todo… A las enfermeras con las que compartimos muchas horas juntas y al equipo 503 (NdeR: se refiere a la Lista 503, por la que se postuló a la intendencia de Toay, de la mano de Rubén Ojuez) que se han bancado la mierda desparramada», dijo.
«Todas esas personas que me quieren me han levantado el ánimo y sé que cuento con ellos», dijo, a la vez que reclamó «escuchar a las dos campanas» del caso.
Dijo que no le importa si están endeudados y en el sistema Veraz. «No me importa si estamos en el Veraz, pero sé que sus días son maravillosos y eso es lo que él necesita vivir el día a día», dijo. «Saldremos de todas las cuentas más ahora que estoy volviendo a las pistas del trabajo. Mi padre volverá a sus cosas en cuanto se sienta recuperado y tendrá todo su capital», finalizó.
