Boca es bicampeón del fútbol argentino. Obtuvo el punto que necesitaba y festejó en La Plata ante Gimnasia. Fue 2-2 por los tantos de Pablo Pérez y Ramón Ábila, mientras que Nicolás Colazo y Brahian Alemán le pusieron suspenso al final del juego.
Le costó mucho a Boca y debió sufrir hasta el final, debido a que un gol del Lobo en los últimos minutos llevaba la definición a la última fecha del torneo. Sufrió pero finalmente festejó, se desahogó y empezó a soñar también con seguir en la Libertadores, ese torneo que le quita el sueño.
Fue mejor Gimnasia en el primer tiempo. No tanto por su fútbol como por el entusiasmo con el que intentó imponer condiciones ante un Boca que, al igual que en los últimos partidos, no tuvo buena conexión entre sus volantes y delanteros.
Tevez casi desaparecido, Pavón muy por debajo de su nivel habitual y con chispazos de Pablo Pérez, Boca logró aprovechar la primera oportunidad que tuvo. Fue el propio Pérez quien comenzó la jugada con un efectivo sobrero y abrió hacia la derecha. Nández envió un centro al corazón del área Abila bajó muy bien hacie el centro y Pérez, que siguió la jugada con atención, controló y definió con un remate esquinado junto al palo derecho.
El local intentó, empujó aunque sin claridad, y encontró el empate a los 32, a la salida de un tiro de esquina y después de un remate cruzado que Colazo, solo sobre el segundo palo, empujó al gol.
Ya en el segundo Boca salió decidido a intentar manejar la pelota. Tuvo mejor circulación y a los ocho minutos construyó una muy buena jugada colectiva que terminó en los pies de Mas, que llegó al corazón del área y definió tras pase de Nandez, pero tapó Martin Arias.
Era otro Boca, más agresivo para intentar hacer valer su condición de líder. Y fue Abila quien forzó el error de Maximiliano Coronel, que falló al intentar despejar y le permitió al cordobés definir solo ante el arquero del Lobo.
Pero Gimnasia, como en todo el partido, buscó, con sus armas, con lo que pudo, con el corazón de Fabián Rinaudo como bandera, y consiguió el empate cuando el ingresado Alemán recibió en tres cuartos de cancha y sacó un potente remate que se desvió en Magallán y descolocó a Rossi.
Fueron minutos finales de agonía para Boca, que no tenía cómo lastimar a Gimnasia y era desbordado por un Lobo que empujaba con la ilusión de evitar el título xeneize en su casa del Bosque.
Pero no le alcanzó al equipo hoy dirigido por Ortíz y Boca, con sufrimiento y sin luces, festejó y se quitó de encima una pesada mochila.