Carlos Vega (49) cuenta que es chatarrero, asegura que es residente permanente del asentamiento El Nuevo Salitral (Santa Rosa) y dice que no sabe hasta cuándo podrá aguantar la cuarentena obligatoria para evitar la propagación del coronavirus Covid-19. “Yo cumplo, pero créame que se hace difícil. Ahora nomás no puedo andar buscando chatarra y no puedo salir para hacer fletes. No puedo ganarme el peso. Y, encima, cuando la municipalidad pasó repartiendo las bolsas con comida, yo no estaba en la casa. Tiene que creerme que ahora no tengo nada para comer”, dice a Diario Textual. “Nada de nada. Tiene que creerme”.
Son las 10.03 horas de este martes 31 de marzo, la radio dice que en La Pampa hay tres casos positivos del Covid-19, un perro marca perro juega con una rama y Carlos dice que ahora está acomodando su valiosa basura de hierros viejos, retorcidos y oxidados. Hay una fogata, charcos, yuyales de tres metros y lonas y chapas y maderas que hacen las veces de casa.
El Nuevo Salitral es un asentamiento que se inició hace casi un año, al noroeste de la ciudad de Santa Rosa. Llegó a haber una explosión de ocupaciones, pero ahora solo queda un puñado de familias. “Había como 150 familias, pero ahora somos 9, 10, allá hay otra, otra más, 12, 15 serán…, no 12. Doce somos”, cuenta Marcos Fernández (28 años), un gasista.
Marcos vive con su esposa y un nene en otra precaria casita de chapas y maderas. “Hace 9 meses que estamos acá, en la lucha. Ahora no podemos hacer ningún trabajo. Ninguno”, dice a Diario Textual. Sobreviven, principalmente, con la asignación que recibe su esposa.
Su preocupación también pasa por los mosquitos. “Millones hay. Trato de espantarlos con fuego que hago con bosta de caballos”, explica.
Graciela Insaurralde es “La Rusa”. Es una de las que organizó, en julio y agosto del año pasado, un merendero para ayudar con comida a los niños y las niñas del asentamiento. “La municipalidad nos tiene medio olvidados. En estos diez días de cuarentena pasaron dos veces. Solo dos. Dejaron dos bolsas con alimentos. Dura uno o dos días cada bolsa, depende de la cantidad que sea la familia”, dice.
Néstor Berón (63) es chatarrero y está viviendo al frente de su amigo Carlos. “Creo que los de la municipalidad deberían pasar más veces”, resalta. Y dice que, antes del coronavirus, lo van a matar los mosquitos que transmiten el dengue.
-Yo le digo que, antes que el virus de los chinos, nos van a matar los mosquitos con el dengue. Qué le cuesta a la municipalidad mandar a los empleados a cortar los yuyos, mire el yuyal que hay, mire. Qué le cuesta mandar a fumigar. Qué le cuesta, a ver digame usté.