Un perro, ahora dos, tres, cuatro perros, van delante de una bandera. Son unos 500 manifestantes y a las 16.35 horas la III Marcha por la Vida empieza a recorrer las calles de la ciudad de Santa Rosa, en rechazo al proyecto de ley que impulsa la despenalización del aborto.
El concejal Roberto Torres es uno de los organizadores de la marcha convocada por diversas organizaciones no gubernamentales, entre ellas religiosas. “¡Sí a la vida, no a la muerte!”, grita, arenga, brama. Los demás también gritan y cantan. Los perros ladran.
Se han concentrado puntualmente a las 16 horas en la plaza San Martín, frente a la Universidad Nacional de La Pampa. Allí, sobre la calle Gil, instalan una pantalla gigante. Se escucha a una cantante que dice que “Yo los quiero a los dos / No hace falta elegir”, pasan un video y desfilan todos para firmar un petitorio contra el aborto.
La marcha avanza por la avenida San Martín, hacia la rotonda del Centro Cívico. Hay un cartel que indica que está prohibido tirar un feto a un tacho de basura, banderas argentinas, un par de sotanas, una nena llevada a las andas por su papá, camisas blancas con letras rojas que piden por el “Sí a la vida”, globos blancos y celestes, un cartel de una embarazada y su feto rojo, el dirigente macrista Martín Ardohain (Cambiemos), dos monjas de negro, una señora que dice que es evangelista, una monja de gris y en la pared -marcas de otra marcha- un grafiti que pide por el aborto legal.
Reparten volantes y se encuentran con una piba de unos 17, 18, 19 años, que toma mate y contesta. “Que no, que no quiero, que no quiero que me expliquen porque yo ya sé que no es cierto que las pibas que abortan van a tener depresión”, se le escucha decir. La señora del panfleto sigue su marcha.