El diputado Ricardo Consiglio presentó un proyecto de resolución para que el Poder Ejecutivo Provincial informe sobre “la situación social, de salud, educativa, entre otros aspectos, dentro de la colonia menonita Nueva Esperanza y la injerencia del Gobierno provincial, a través de sus ministerios, dentro del ámbito de la comunidad” instalada en cercanías de Guatraché. El fin de semana, Diario Textual reveló que desde el Gobierno se volverá a la carga para que los niños y niñas sean escolarizados con el programa que sigue el resto de los chicos de la provincia.
Consiglio pidió los siguientes puntos:
1. Detección de trabajo de los niños, niñas y adolescentes.
2. Intervenciones de la Dirección de Niñez y Familia, pertenecientes al Ministerio de Desarrollo Social.
3. Datos relevados por las inspecciones que realiza Relaciones Laborales.
4. Estado de salud de los habitantes de la Colonia.
5. Si existe un registro con estadísticas de las situaciones de violencia de género.
6. Si se efectuó un censo habitacional en la misma, y que datos se recabaron.
7. Estado del convenio firmado entre el Ministerio de Educación de La Pampa y la Colonia Menonita.
8. Acciones implementadas por el Ministerio de Educación como órgano de contralor.
El legislador recordó, en su proyecto, que los menonitas arribaron a La Pampa a fines de 1986, provenientes de México.
Se establecieron en un campo de 10.000 hectáreas que alguna vez integró las Estancias Remecó, a unos 40 kilómetros de Guatraché, y fundaron una colonia agrícola.
Entre 1995 y 2000, sostuvieron un serio conflicto con el gobierno de La Pampa, que pretendía incorporar a sus niños a la entonces llamada Educación General Básica (EGB). Ellos, que construyen sus propias escuelas, en las que enseñan la doctrina religiosa y los principios tradicionales que sostienen su peculiar cultura, se opusieron firmemente y advirtieron que preferían abandonar la colonia antes que aceptar la educación formal.
Finalmente se decidió que el idioma español debía ser impartida en cada casa por los padres y madres u otros familiares de los infantes. En las escuelas, por su parte, se siguió hablando el alemán antiguo y se dan los mínimos conocimientos matemáticos, como sumar, restar, multplicar y dividir.
Consiglio dijo estar preocupado luego de las declaraciones públicas que efectuó el subsecretario de Trabajo, Marcelo Pedehontaá en el ámbito de la Comisión de Hacienda y Presupuesto de la Legislatura. “Quien suscribe este proyecto sondeó al subsecretario de Trabajo sobre las amplias preocupaciones sobre la situación de vulnerabilidad por la que atraviesan los niños, niñas y adolescentes en la Colonia, como también las mujeres víctimas de violencia de género”, expresó el legislador.
Durante la comisión, el subsecretario manifestó el «apriete» que sufren los inspectores cuando van a la colonia menonita y reveló la intranquilidad que le genera al gobierno de La Pampa la realidad que allí se plantea.
Agregó que durante la década del 80 llegaron los menonitas a la provincia y por aquel entonces firmaron un convenio con el gobierno provincial para que docentes del sistema público educativo llegaran a la colonia para darles clases a los niños, y hoy ese convenio no se está cumpliendo.
“Con este proyecto -dijo Consiglio- intentamos que el Estado a través de sus diferentes organismos, deje de eximir los controles que necesita la comunidad, y que intervenga en las situaciones de vulnerabilidad por la que atraviesan los habitantes de la comunidad en todos sus aspectos, como lo son la educación, la falta de concurrencia de los mismos para que asistan a la escuela formal, y las situaciones de violencia, dejando de hacer la vista gorda a una problemática impresionante por la que atraviesa la comunidad”.
“El Estado pampeano tiene conocimiento de que los niños y niñas menonitas son víctimas del trabajo infantil que trabajan en condiciones peligrosas, que incluyen las labores agrícolas, las tareas domésticas o el manejo de maquinaria peligrosa. Estos niños y niñas se encuentran hoy en un estado de invisibilidad; trabajan como sirvientes domésticos en casas, están ocultos tras los campos de la Colonia, siendo especialmente vulnerables a la explotación y el maltrato”, dijo.
“La realidad es que lo único que los menonitas aceptan del Estado, al que no reconocen como propio, son los servicios de salud: visitan regularmente la localidad de Guatraché para asistir al médico, obedecen los tratamientos que les ordenan e incluso, desde hace algunos años, las mujeres salen a parir los hijos en hospitales públicos y admiten métodos anticonceptivos en situaciones excepcionales: cuando existe una indicación médica precisa y los jefes de la colonia les dan permiso”, sostuvo.
“Tenemos conocimiento que en lo que tiene que ver con procreación y control de embarazo es, por lejos, la consulta más importante que ellos tienen. La otra cuestión es la de los trastornos psiquiátricos o fenómenos relacionados con el aislamiento y su cultura, que hace que aparezcan muchas depresiones y en algunos casos hasta psicosis, ya que durante muchos años los menonitas practicaron una ‘automedicación irresponsable’”, dijo.
“A diferencia de los hombres, que utilizan el idioma para comerciar, las mujeres de la colonia apenas entienden el español y muchas veces deben ser acompañadas a las consultas médicas por sus maridos o por alguna otra mujer más o menos hábil en las dos lenguas; es por esos motivos que no pueden formular las denuncias en caso de violencia, sometidas las mismas a una vulneración absoluta de sus derechos”, finalizó.