Javier Miranda es un reconocido empresario de la carne, con cerca de 25 años en el rubro. Comenzó trabajando en carnicerías, frigoríficos y desde hace más de una década se dedica a la venta y el reparto del producto recorriendo las calles de Santa Rosa con su abastecedora. En todos estos años debió atravesar distintas crisis económicas, aunque admitió que esta se está haciendo “notar bastante”.
El comerciante lamentó que la presión impositiva y los gastos hayan crecido fuertemente porque la “rentabilidad no se puede agrandar” y sólo se puede aspirar a mantenerla. “Así, el coctel es perfecto para fundirse”, sentenció.
Recordó que hace unas cuatro semanas el precio de la carne subió un 25 por ciento, un aumento importante pero a su juicio menor comparado con subas que se registraron en otros rubros. “Cualquier producto alcanzó ajustes del cincuenta y hasta del ciento por ciento, como el caso de la nafta”, ejemplificó.
En diálogo con Diario Textual, aseguró que las ventas cayeron al ritmo del ajuste de la carne, con lo cual entendió que el “consumidor se mantiene” pero sucede que su bolsillo está cada vez «más flaco» y entonces debe acomodarse de acuerdo a eso. “No obstante, en las últimas horas el valor de la carne bajó un cinco por ciento por lo que espero se refleje en el mostrador”, se entusiasmó.
Pero la crisis económica del país se manifiesta también en otro aspecto del negocio cárnico: la cadena de pago. “Hay una cantidad muy importante de cheques rebotados pero, a su vez, otro problema que tenemos es que son documentos muy difíciles de recuperar”, dijo Miranda.
Entendió que cualquiera puede tener un problema con un cheque pero después recuperarlo se “hace muy costoso”, no sólo para volverse a armar del dinero sino también por los gastos que conlleva. “Por lo tanto, la parte privada, como siempre, está poniendo el hombro en este momento de crisis. Y lo estamos poniendo para acomodar la situación, como siempre lo hace el sector”, valoró.
A su entender, el negociante más o menos ordenado que no tenga grandes problemas podrá llegar a superar este trance, pero advirtió que se padece una “incertidumbre muy grande” en el sector. “No se sabe qué es lo que va a pasar y cuánto vamos a durar. Muchas veces los problemas no vienen por uno, que puede ser prolijo y ordenado teniendo todo pago. Pero cuando el problema es tan grande te termina arrastrando en algún punto, como el inconveniente que se desata por cheques rebotados y los atrasos en los pagos”, apuntó.
Finalmente, valoró a su clientela. «Es muy buena”, dijo. “La verdad es que estoy con buenos comerciantes, excelentes, de primera, pero también sé que la calle está muy dura”.