Por Norberto G. Asquini
El crimen conmovió a la sociedad santarroseña: el 16 de febrero de 1899, hace exactamente 120 años, uno de los vecinos más ricos fue apuñalado por la espalda en el andén de la estación de trenes. Para recordarlo, construyeron el más fastuoso panteón que tuvo Santa Rosa, y que todavía conserva parte de su lujo.
Su paso por la historia de Santa Rosa fue fugaz. Pero eso no implica que no haya sido a lo grande. Pedro Antonio de Imaz Salsamendi, su nombre completo, era un inmigrante vasco de Guipúzcoa que arrendaba grandes extensiones de campo en distintas zonas del oeste de la provincia de Buenos Aires y el este de La Pampa.
Tenía intereses en la zona de General Acha y se estableció en Santa Rosa cuando el pueblo comenzaba a prometer. Para la década de 1890 los vecinos ya pedían que fuera la nueva capital y muchos apostaron a su futuro. Enseguida la impronta de Imaz se iba a hacer notar, e iba a colaborar en darle el brillo necesario. Construyó frente a la plaza, donde hoy es la calle 9 de Julio, la vivienda más importante denominada «Casa de Altos«, ya que era la única de planta alta.
Pocos años después se convertiría en residencia del gobernador cuando él ya no estuviese. Y también levantó el almacén de ramos generales más importante, en la esquina actual de avenida San Martín y Mitre, donde hoy se encuentra una farmacia y todavía en su fachada se pueden ver trazos del edificio original. Ocupaba casi media cuadra junto a la parroquia. La llamó «La Vizcaína», en honor a su esposa.
La familia Imaz
Rubén Gómez Luna es un reconocido genealogista, una actividad poco común. ¿De qué se ocupa? Investiga los árboles genealógicos de las familias, llegando hasta el tatarabuelo campesino de España o los orígenes nobles y olvidados de algún inmigrante italiano. Desempolva relaciones y desata secretos. Ha hecho más de 60 árboles genealógicos de familias pampeanas.
«A Imaz -relata Gómez Luna- lo encontramos en los primeros años radicado en General Acha, que era la capital de entonces, y luego se traslada a Santa Rosa. Cuando Santa Rosa comienza a pelear para ser la próxima capital y van llegando nuevos habitantes y negocios. Tenía campos cerca de Acha y también en Pellegrini. Y casas de ramos generales. El arrendaba grandes extensiones de campo y también las subarrendaba«.
Imaz, según el árbol genealógico realizado por Gómez Luna, se había casado en Azul en 1886 con María Martina Otegui Mendiguren, también oriunda de Guipúzcoa. Tuvieron cinco hijas e hijos: Pedro en 1888 en Santa Rosa, Justa en 1891 en Santa Rosa, Luis en 1892 en General Acha y Martina en 1894 y Delfina en 1896.
El gran panteón
No se conserva mucho sobre la vida de Imaz. Pero algo sí quedó para recordarlo después de más de 100 años: su lujoso panteón en el cementerio santarroseño.
Construido en 1899 fue una obra de arte encargada por su sucesión para darle realce a la figura del empresario. Fue durante años el más imponente. Mármol de carrara, frescos en su interior, una altura considerable que durante décadas, y aún hoy, destaca sobre los demás panteones. Y un busto de su figura coronándolo. Así como su riqueza se destacó en los primeros años que llegó a Santa Rosa con la casa de familia más importante del pueblo, así su recuerdo se quiso resaltar ya en su muerte.
El día del crimen
La muerte de Imaz representó toda una tragedia para Santa Rosa. El cortejo fúnebre cuya fotografía se conserva pasando por la casa «de Altos» muestra lo que significó ese crimen para la sociedad de entonces.
En el Archivo Histórico Provincial no se conserva el expediente judicial sobre el caso. Sí están los detalles en el diario La Capital, en ese entonces impreso en General Acha. Allí se relata que «el antiguo y acaudalado vecino del Segundo Departamento, Don Pedro Imaz, ha sido víctima de una inaudita agresión en la tarde del jueves». Tenía 53 años.
Era el jueves 16 de febrero de 1899. El lugar: el andén de la estación del ferrocarril inaugurada dos años antes. «En momentos que el tren del Oeste estaba por salir de la Estación General Lagos (Santa Rosa) recibió una feroz puñalada en el costado inferida por un antiguo convecino de aquel llamado Pedro Barat. El cuchillo, que era de regulares dimensiones, fue enterrado hasta el cabo, interesando los riñones», indicaba el periódico. El cronista equivocaba el apellido del agresor: Pessacq, un francés que era encargado de uno de sus campos.
«El herido fue preso inmediatamente sin que opusiera resistencia. El herido fue trasladado a su domicilio donde lo atendió inmediatamente el Doctor Oliver. El viernes llegaba a Santa Rosa un médico de Buenos Aires, en tren expreso, y el Dr. Iguña de General Acha. El estado del señor Imaz era gravísimo«. El viernes 17 de febrero falleció.
La tragedia no terminaría ahí: «en la noche del jueves el malhechor, puso fin a su existencia tomando una fuerte dosis de estricnina que había solido ocultar al ser reducido a prisión».
El periodista de La Capital escribiría que «se hacen mil comentarios sobre los móviles que hayan inducido al criminal a resoluciones tan extremas, sin que se pueda hasta este momento formar opinión exacta. La muerte de Barat impedirá tal vez que se haga luz completa alrededor de ese trágico suceso».
Finales para un crimen
¿Cuáles fueron los motivos de ese crimen? Los primeros rumores y después el silencio dejarían atrás la verdad. Gómez Luna ata algunos recuerdos que dejaron los años buscando historias familiares de pampeanos y pampeanas en toda La Pampa, distintos puntos del país y hasta archivos y reuniones con parientes en Europa. «El agresor era administrador de parte de sus campos. Pudo ser una diferencia económica. Un comisario que conocí, ya fallecido, y que era oficial por esos años, me dijo textual: ‘Mire Rubén, esto me huele a cuestión de polleras’. Nunca se supieron las causas», afirma.
¿Y la familia? Su viuda María Martina Otegui se casaría a los pocos años con un rico comerciante de la zona de Tandil, Pedro Garciarena Esponda. Había sido su cuñado, casado con su hermana María Justa Otegui, quien falleció en 1900 en Ojo de Agua, La Pampa. Tuvieron un hijo: Raúl Garciarena Otegui.