Por Norberto G. Asquini
La interna de Cambiemos en La Pampa fue a medida de la actual situación económica: desinflada, pobre. La victoria del radical Daniel Kroneberger, que se debió al voto territorial de la UCR pampeana, le sirvió para lo único que quería enfrentar al PRO: para su victoria chiquita, seguir siendo la primera oposición en La Pampa. No mucho más.
Ganó Kroneberger, con el poder territorial y el aparato de la UCR
La derrota del PRO este domingo fue el fin del sueño del ex secretario de Deporte, Carlos Mac Allister, quien había apostado a ser la espada del presidente Mauricio Macri en la provincia. Lejos estuvo el Cambiemos actual con su interna de lo ocurrido en las legislativas de 2017, cuando puso contra las cuerdas al PJ pampeano. La crisis económica y los desaciertos del gobierno nacional desnudaron lo que ya muchos analistas observaban para el escenario electoral en el interior del país y para las elecciones provinciales adelantadas.
El festejo de la UCR es genuino. Salvó la ropa en un escenario que parecía golpear una y otra vez a sus dirigentes. Vapuleados por la realidad política, cercados por el macrismo, dejando girones de su identidad. Se le sumaron a ese panorama que arrastra hace unos años los escándalos políticos como el renunciamiento de sus candidatos o las acusaciones de abuso sexual a dos de sus dirigentes, uno de ellos precandidato a diputado provincial. La celebración durará unos días por el triunfo sobre el PRO. Una victoria que no hará más que prolongar una crisis interna que sus autoridades no aciertan a frenar.
«Esta elección no la ganó la UCR, la perdió Macri. La gente no fue a votar por Kroneberger, fue a votar contra Macri», indicó uno de los dirigentes radicales consultados el domingo a la tarde. La esperanza que representaba la marca Cambiemos en 2015, y parecía reafirmarse en 2017, se cayó como las expectativas de la gente y pegó en las urnas. El calor del verano barrió con los votantes, pero más los alejó la realidad del país. Ahora le queda a la UCR seguir la campaña con la marca Cambiemos y el slogan del «cambio» en la provincia.
La exigua participación en las urnas también va dejando un pronóstico hacia adelante: la realidad en La Pampa parece que no se toca. Ahora el objetivo para el 19 de mayo es ver cuán lejos quedan los radicales del tercero en las urnas. Y las peleas locales: en Santa Rosa Leandro Altolaguirre a la espera de que lo ayude las diferencias en el PJ para renovar, en General Pico el PRO con su última esperanza amarilla con Martín Maquieyra y en General Acha Abel Sabarots con un Cambiemos unido.
La UCR vuelve a respirar, para el PRO el sueño se ha terminado, diría un verso de un clásico ochentero de Crowded House.