Por Luis Roldán
El pasado 9 de abril falleció, en Victorica, Osvaldo Ramón Borthiry, «El Gaucho». Un hombre de a caballo, defensor de las costumbres tradicionalistas que supo cosechar sinceras amistades e impulsar la creación del centro tradicionalista León Cazenave.
Osvaldo Ramón Borthiry, nació en Miguel Cané, provincia de La Pampa, un pueblito pequeño del este, lindando con la provincia de Buenos Aires. Fueron sus padres don Agustín Borthiry y Patrocinio Orden, de cuyo matrimonio nacieron además Zulema y Julio. Le pusieron los nombres de los abuelos materno y paterno.
Llegó a Victorica junto a su padre y su hermana a regentear una casa de Remates Ferias aproximadamente el año 1.957. Habían alquilado la esquina de lo que era la casa de familia de Doña Valentina Torrens de Carballo. Y almorzaban y cenaban en el ex Hotel «Francés» administrado en aquellos años por la familia Figueroa.
Cuando tenía 19 años su padre trajo un caballo que al comienzo lo solía correr don Juan Arias, un veterano tropero y carrero, hombre de a caballo. Lo puso en un galpón que había al lado de lo Carballo, donde después el tano Luigi Cesanelli levantó el chalet, al lado de lo del gallego Urmente Gil, el verdulero.
El año 1958 don Agustín fue electo Intendente de Victorica. Sus negocios con el Martillero Pedro F. Rosolen de América, provincia de Buenos Aires, marchaban bien. Llegaron en estos primeros años a dar Feria en Victorica, en Telén, en Carro Quemado y en San Luis.
Osvaldo hizo el servicio militar en el regimiento del ejército situado en General Pico, le dieron de baja el mismo día de su cumpleaños, un 16 de octubre. Su madre llegó a Victorica después que estuvo terminado el chalet, donde ahí mismo pusieron el escritorio de la firma feriera. Los recuerdo como si fuera hoy, sentados en el hall de entrada, tomando mate o algo fresco en familia o con algún cliente o amigo.
Don Agustín trajo dos caballos más, que los tenían en corrales que habían improvisado en el terreno contiguo a la casa de la familia de Germán Funes y la casa de Domingo Di Dio, que alquilaba Luis Anselmo «Tito» Spadini.
En Victorica, por esos años había unos cuantos propietarios de caballos para las cuadreras. Orlando Martín, Serafín Sierra y otros. El más recordado por la fama que tenía era «El Clavel» de don Alberto Enrique Gesualdi, que lo corría Juan Silvera. Era tanta la fama que se decía que nadie le ganaba, no sólo en Victorica, sino en toda La Pampa y algunos decían que hasta era imbatible en la región.
Don Agustín conocía todas las mentas del caballo, pero se atrevió a encarrerar el suyo en un mano a mano, después que consiguió que aceptaran que el jinete del Clavel llevara cuatro kilos de contrapeso y le encargó a su hijo que no fuera a decir que él sería el jockey.
Así lo hizo, «El Gaucho» guardó bien el secreto, de tal forma que cuando le preguntaban como era el caballo y quien lo correría el decía que no sabía nada. De ahí nació el apodo «El Zorro», que se lo puso precisamente su vecino Spadini, no solo por su carita flaca y alargada, sino también por sus mañas.
En esa carrera hubo en juego como m$n 500.000,oo de esos billetes de la moneda nacional de curso legal. Se dio mucha usura recordó Osvaldo. quien el día de la carrera apareció sobre el lomo del caballo. Había comenzado a andar entre los pingos desde los 12 años aproximadamente, yendo al campo y después entre los corrales. A los dieciseis ya hizo su primera monta en su pueblo natal, con 50 kilos, era una pluma.
Cuando se hizo la Fiesta del Agro el año 1.963, él fue uno de los que apareció con un lindo emprendado. Se lo había comprado a un amigo de Miguel Cané que tenía solo hijas y estaba cansado que se lo pidieran prestado.
Después cuando llegó el año 1.968 y comenzó la Fiesta Provincial de la Ganadería, el fue también uno de los hombres bien montado, generalmente en caballos oscuros que era su pelaje preferido. Para esa ocasión invirtió sus ahorros en un emprendado que estaba a terminar, era de la zona de San Antonio de Areco (Provincia de Buenos Aires).
De joven le gustaba salir con los amigos a los bailes de toda la zona del Departamento Loventué y además al sur de San Luis. Su debut como bailarín de folklore lo hizo en el Club Cochicó en el cumpleaños del Dr. Juan Carlos de la Torre. Pero además era bueno para el tango, la milonga, el vals, paso doble, rancheras y todo lo que fuera rítmico.
Se puso de novio y se casó con la maestra Gladys Di Dio, de cuyo matrimonio nacieron Javier y Fabio, que lo hicieron feliz con varios nietos. Vivieron en la casa que les construyó también el italiano Cesanelli, su vecino, en el terreno que antiguamente habían sido los corrales.
Tuvo dos grandes amigos, «Pichón» Andrada, también «burrero» y el «Negro» Torino. Con éste último, que era en ese entonces Jefe del Vivero Forestal de Victorica, integró la Comisión del Club Cochicó. Su amigo le confió que solo aceptaría si él iba como Tesorero y así lo hicieron, recibieron las finanzas con deudas y cuando lo entregaron fue con superhavit.
Durante muchos años fue el abanderado, en la Fiesta Provincial de la Ganadería. Siempre vestido con ropa de gaucho para hacer honor a su sobrenombre, con rastra a la cintura y un facón atravesado en la cintura sobre la espalda y bien montado con su caballo, que también estaba bien acarchapado con su apero y emprendado de plata con algunas aplicaciones de oro.
Su apego al caballo, su amor por el folklore nativo y sobre todo sus conocimientos de la tradición gauchesca lo llevaron a impulsar la creación del Centro Tradicionalista «León Cazenave», siendo designado su primer Presidente. Los fundadores bautizaron el Campo de Destrezas con el nombre Osvaldo «El Gaucho» Borthiry.
Don León había sido uno de sus maestros, amigo de su padre y por sobre todo compartían el amor por los caballos y los emprendados. Los dos fueron buenos aparceros.
Cando el año 1.994 inauguramos el monolito señalizando el sitio de Leuvucó, el antiguo paraje con la laguna, que fuera el asentamiento ranquelino más importante dentro del territorio del noroeste, él nos acompañó, dado que su campo está en los alrededores.
Años después realizó un lindo gesto, donando cuatro hectáreas de su campo para que allí se diese tierra a los restos del antiguo Cacique Mariano Rosas, cuya calavera llegó desde el Museo de La Plata el año 2001 a la vera de lo que fuera otrora el lugar de sus tolderías y donde llegó a visitarto en 1870 el Coronel Mansilla.
Don Osvaldo «El Gaucho» Borthiry, ha emprendido hoy 9 de abril del año 2019 su galope final, hasta la tierra del Creador, a reencontrarse con sus amigos de toda la vida, en esos campos del cielo azul-celeste como la bandera que tanto amó.