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Arrancó el juicio por el asesinato de Loza: «Yo no estuve», dijo un acusado

9 de mayo de 2019
Arrancó el juicio por el asesinato de Loza: «Yo no estuve», dijo un acusado

El Tribunal de Audiencia de Santa Rosa inició este jueves el juicio a dos jóvenes acusados de haber robado y asesinado al empleado municipal Diego Loza en Santa Rosa.

Los imputados son Walter Eleuterio Rojas Pedraza y Carlos Andrés Carrión. El primero se negó a declarar y el segundo hizo una breve defensa: dijo que era inocente.





Estelares




Rojas Pedraza se mostró tranquilo. Pidió -y le permitieron- retirarse de la sala y seguir el juicio desde una sala contigua. «Me niego a declarar», dijo a los jueces.

Carrión, en tanto, llegó llorando y así se mantuvo en los primeros minutos. De traje y corbata, hace unos días cumplió 18 años. «Estoy nervioso y asustado porque sinceramente no sé cómo funciona la Justicia», dijo. «Yo no estuve en ese lugar y nadie me creyó», fue todo lo que dijo.

El tribunal está conformado por Daniel Sáez Zamora, Alejandra Ongaro y Andrés Olié. Los fiscales son Cecilia Martiní y Oscar Cazenave; los abogados querellantes Miguel Angel Rolando y Raúl Lanz; y los defensores María Silvia Blanco (de Rojas Pedraza), Marcelo Piazza y Boris Vlasich (de Carrión).





El homicidio de Diego, un trabajador municipal, ocurrió el sábado 23 de junio de 2018, entre las 21.05 y las 22.20, en el departamento que ocupaba en Emilio Zola y avenida Luro.

Según la fiscal, los dos ingresaron por los techos de un galpón y, luego, pasaron al departamento. Allí maniataron y le dieron tres balazos -uno de ellos en la boca, mortal- a Loza. El móvil del asesinato fue el robo.

Cubrieron el cuerpo en una frazada. Lo ocultaron debajo de una parrilla, ubicada en un balcón. Se quedaron todo el domingo y hasta el lunes a las 23 horas. Se escaparon cuando llegaron policías: familiares y amigos habían denunciado la desaparición de Diego a las 22 del lunes.

Los imputados intentaron vender por Facebook un televisor y retiraron dinero, de varias extracciones en cajeros, 9 mil pesos de una caja de ahorro de Loza.

Los defensores dijeron que ninguno de los dos imputados ingresó al departamento y asesinó a Loza.

 

La hermana y el padre

Paula Loza fue la primera testigo en declarar. «Era mi hermano y mi mejor amigo», dijo. «La familia está desvastada, pensando en lo que Diego sufrió esa noche».

Contó que el lunes 25 de julio de 2018, a la noche, unos amigos le advirtieron que Diego no había ido a trabajar a la municipalidad y que no podían ubicarlo. Por eso llamaron a la Policía. Cerca de las 23 horas, lograron ingresae al departamento. «Vimos algunas bebidas y empanadas que estaban calientes», contó. El o los criminales se habían fugado unos minutos antes.

Ramón Loza, el padre de Diego, fue el segundo en declarar. «Fue una de las noches más negras de la ciudad», dijo. «Hicieron un desastre en nuestra familia. No les alcanzó con torturarlo. Se quedaron en su casa, hicieron fiestas y se drogaron».

“Teníamos una relación muy buena, de padre e hijo. Cuando los vi, me trasladé a ese momento y a ese lugar. Diego era un chico que le daba valor a la palabra. Querido y respetado por ser honesto. ¿Había necesidad de tanta saña? No les alcanzó con torturarlo, se quedaron en su casa, hicieron fiesta, se drogaron, se acostaron en su cama. Mis nietos han soñado con Diego, dos adolescentes que tenían un acercamiento muy particular con él. Se apareció y los abrazó, les volvió la calma, están bajo tratamiento psicológico. Atento a lo que pasó, con mi esposa queremos que Dios nos de la bendición de soñarlo para darnos el abrazo que siempre nos ha dado. No nos ha pasado eso, hasta ahora no nos ha bendecido con esa posibilidad, de verlo una vez más aunque sea en sueño», dijo. «Tengo a toda la familia bajo tratamiento médico. Apliquen todo el rigor de la ley», pidió a los jueces.

 

La madre de uno de los acusados

La tercera testigo fue  Alejandra Guzmán, la madre de uno de los imputados, Walter Carrión. Dijo que el día del asesinato, es decir el sábado 23, su hijo estuvo en su casa. Llegó a las 21.15 y se retiró a las 22.30 horas porque tenía el cumpleaños de un amigo.

“Me dijo que venía del Parque Oliver de estar con amigos y que después se tomó un colectivo de la línea 3 con rumbo a casa. De casa se fue a un quiosco y pidió un taxi de La Terminal», contó. «No regresó a casa, siguió reunido con amigos, siete personas, con dos se retiró a una estación de servicio, donde desayunaron y de ahí se fue a la casa de uno de los chicos, donde permaneció hasta las tres de la tarde, incluso almorzó con el chico”, dijo.

“Me enteré que lo acusaban porque mi hermana me mandó un mensaje que había escuchado del asesinato», contó. «A Rojas Pedraza lo conocía porque su papá vivía a una cuadra de casa. Le mandé un mensaje, cuando estaba en el colegio. Y me dijo que no sabía nada de lo que decía la radio, que Rojas había matado a alguien”, describió.

La hermana le contó que había un menor involucrado y que lo habían detenido en la dirección del padre. Contó que se desmayó cuando le confirmaron que estaba implicado. “Es una locura total, no me podían decir eso, es una locura total, fue creada con amor y con buenos ejemplos”, dijo.

La mujer relató que fue hasta la Brigada de Investigaciones de la Policía pero él estaba incomunicado. Finalmente, pudo verlo en la Sexta, esposado. “Me invitó el Walter a comer unas pizas a ese departamento. No sabía que había alguien muerto”, contó que le dijo su hijo.

 

Policía

Otro de los testigos fue un policía, Facundo Piermattei (22). Dijo que una empleada de una heladería les avisó que en el momento en el que intentaban ingresar al departamento, pudo ver a dos hombres escapar por los techos. «Los buscamos, pero no los encontramos», dijo.

Finalmente entraron al departamento, luego de romper las puertas. Encontraron un vaso de fernet con hielo y empanadas calientes.

En una rotisería del barrio, les confirmaron que dos varones habían comprado las empanadas. Incluso el dueño les mostró las cámaras de filmación, donde aparecían los dos acusados. Posteriormente otro policía halló el cuerpo debajo de la parrilla.

 

 

 

 

 

 

 

 


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