Una financiera e inmobiliaria de Santa Rosa, conocida como Gripp (Grupo de Inversores Privados Pampeanos), pidió en la Justicia civil ingresar en un concurso de acreedores, según dijeron este viernes clientes a Diario Textual. La intención es evitar la quiebra y seguir trabajando.
El concurso de acreedores es un procedimiento jurídico por el cual las empresas insolventes recurren a la Justicia para poner orden en la situación y pagar sus deudas.
Ahora la Justicia -posiblemente recién en agosto, luego de la feria de julio- debe autorizar o no abrir el concurso. En este último caso, designará un síndico o síndica, se presentará un plan de trabajo para tratar de sanear sus números y se llamará a los acreedores para diseñar un posible plan de pago. Eventualmente si no hay acuerdo o si la empresa es inviable, se podría decretar la quiebra.
La firma se dedica a la entrega de préstamos, venta de automóviles e inversiones inmobiliarias. Una de sus principales apuestas era la construcción de un edificio, con 16 semipisos, en la calle Pellegrini al 500. Lo iba a denominar Edificio 566. Pero ahora la obra está paralizada.
Este viernes la sede de la empresa, en Yrigoyen al 300 de Santa Rosa, permanecía abierta. Uno de sus principales responsables es Martín Bon Dergham. Desde Diario Textual no fue posible contactarse aún con el empresario para que pueda ofrecer su versión.
Gripp capta inversiones de privados. Había logrado que numerosos pampeanos arriesgaran su capital en la nueva torre. “Pero nos reunieron y nos dijeron que, en estas condiciones, no podía devolvernos el dinero. Por eso fue a concurso de acreedores para, según sus dichos, tratar de ordenar los números. Nos dijeron que no quieren llegar a la quiebra”, dijo uno de los afectados. “Hay inversiones, individuales, que van desde los 5 mil a los 50 mil dólares. Estamos muy preocupados”.