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El asentamiento Micaela García en 14 fotos

30 de julio de 2019
El asentamiento Micaela García en 14 fotos

Por Belkis Martin

 





Platense




 

Belkis Martin ha pasado varios días en el asentamiento Micaela García, contiguo al barrio Santa María de la Pampa, de Santa Rosa. Retrató a algunas de las familias sin techo que ocupan, desde hace unos diez días, las tierras municipales. «Los niños no piensan es si el asentamiento está bien o mal. No piensan en si es justo o no. Piensan en la posibilidad de que ellos, o sus amigos, puedan tener casa. La esperanza de una vivienda digna es lo que mancomuna a todos», dice Belkis.


Después de la Asamblea, Santino posa sobre uno de los montículos de tierra, depositados en el predio del asentamiento, proveniente de la obra de la circunvalación.






 

 

Despegarse del suelo para dormir y elegir una correcta orientación para la entrada de la vivienda son claves a la hora de protegerse del frío y la humedad.


 

 

Los mates y el fuego, a toda hora. No sólo mitigan el frío sino que conectan a las personas a una red de diálogo y compañía.


 

 


J. repara un alambrado provisorio.


 

 


Los niños y las niñas solo saben de alegría. Tanto los que pertenecen a las familias que quieren comprar los terrenos como los de afuera, no ven en las montañas de tierra un problema a futuro sino un gran circuito de juegos, para correr, tirarse, y jugar sin parar.


 

Los amigos de A. llegan a ayudarla a levantar una primera construcción provisoria, el jueves 18. El domingo 21 hubo vientos muy fuertes que, como al resto de los vecinos, le volaron todo, pero ellos no se desanimaron y volvieron a levantar el proyecto de casa.


 

 


Panorámica del lado oeste. Se puede observar que casi todo el predio tiene una gran cantidad de montículos de tierra que la municipalidad depositaba de la obra realizada en la circunvalación.


 

 


“Acá todos nos hacemos hacheros”. Fuego para mitigar el frío de -1ºC.


 

 


Los grandes en la asamblea, los chicos juegan. «No estamos de picnic, estamos acá porque los alquileres se fueron por las nubes, a muchos se nos termina el contrato y no podemos renovar», dice una persona durante la asamblea.


 

 


Segundo intento de refugio. Los vecinos aprenden sobre construcción a prueba y error. Un primer intento de estructura a dos aguas fue reemplazado por éste, un poco más amplio y sólido, sobre el cual se depositaron lonas de plástico a modo de toldo.


 

 


Peludo a la parrilla. Los cazó Alexander, de 15 años con sus perros. De ahí comieron 6 personas, incluida la fotógrafa.


 

 


Lugar del predio donde se realizan las asambleas y ollas populares, debajo del gran caldén. Los vecinos manifiestan que quieren pagar los terrenos a una cuota mínima.


 

 


Casi todos los días está helando. La gente aguanta como puede, comparten fuego, mates y guisos.


 

 


Los niños no piensan es si el asentamiento está bien o mal. No piensan en si es justo o no. Piensan en la posibilidad de que ellos, o sus amigos, puedan tener casa. La esperanza de una vivienda digna es lo que mancomuna a todos.