«Son 40 años tirados a la basura: una centella me mató 22 vacas de la cabaña. Vacas élite de la cabaña murieron en un segundo». Lo dice a Diario Textual el cabañero Ariel Hoven, de Los Corrales, ubicada en cercanías del pueblo de Quehué. «No puedo más de la amargura que tengo», agrega.
Las vacas murieron por la caída de un rayo, el viernes por la noche, en un palo del alambrado. «Las vacas estaban al lado del alambrado y las mató inmediatamente», dice.
La pérdida es incalculable. «Hay vacas que pueden valer de 100 mil, otras 150 mil y hasta 200 mil o más. Son vacas fundadoras. No tienen precio», dice.
Hoven, junto a personal de la municipalidad de Quehué, ya hizo una zanja en el campo y enterró a las 22 vacas.
Los Corrales es una de las cabañas que viene ganando premios en las exposiciones del centro del país. Hace unos años, obtuvo el Reservado Gran Campeón en la Rural de Santa Rosa.