“La cuchilla estaba en la mesita de luz…y la ataqué. A partir de ahí no me acuerdo nada más, ni cuántas puñaladas le pegué… me enteré lo de las puñaladas por el diario (sic)”, declaró hoy Enzo Walter Gauna, al hacerse cargo de la autoría del femicidio de su pareja, Valeria Coggiola, ocurrido el 25 de junio del año pasado, a la madrugada, en General Pico.
Gauna, de 28 años, está acusado de homicidio doblemente agravado, por haber sido cometido contra la persona con la cual mantuvo una relación de pareja y por haber sido cometido contra una mujer cuando el hecho haya sido perpetrado por un hombre y mediare violencia de género.
El fiscal Guillermo Komarofsky, a cargo de los alegatos por parte del Ministerio Público Fiscal, pidió hoy la pena perpetua para Gauna.
Al final de la audiencia, y antes de los alegatos, pidió hablar a través de su defensor particular, Gastón Gómez. Solo aceptó preguntas de él. Lo primero que hizo fue pedirle pedir a la familia de la víctima y, al final de su testimonio, se quitó el barbijo a pedido del presidente de la Audiencia de Juicio, Marcelo Luis Pagano. “Estamos juzgando a una persona a la que no le hemos visto la cara. ¿Podríamos vérsela?”, le pidió el magistrado.
Él, junto a sus colegas Carlos Federico Pellegrino y María José Gianinetto, conforman el tribunal que juzga a Gauna. En representación del Ministerio Público intervienen los fiscales Ivana Hernández y Guillermo Komarofksy; mientras que por las querellas lo hacen el defensor oficial Alejandro Caram –en nombre de Víctor Pérez, padre de los hijos de Coggiola– y Silvana Abraham, por la Secretaría Provincial de la Mujer.
El juicio es presencial, pero no público debido a las circunstancias excepcionales de la pandemia del coronavirus. De hecho, la sala de audiencia modificó su escenografía habitual y el mobiliario fue reacondicionado para cumplir con el distanciamiento social y las medidas de seguridad sanitaria.
Amiga de la víctima
María Inés Rapp era amiga de Coggiola y mantuvo contactos personales y telefónicos con ella y Gauna en las horas previas al crimen. Declaró alrededor de una hora.
El femicidio ocurrió el martes 25 a la madrugada. El domingo 23 al mediodía, o poco después, tuvo un contacto por Whatsapp con el imputado. Ahí ella le dijo a Gauna que la víctima se había practicado un aborto en el hospital.
“’El me preguntó si sabía si el hijo era suyo. Yo le respondí que no sabía y que la había acompañado a Valeria en todo el procedimiento. El me contestó que iba a denunciarla, pero yo le dije que no podía porque había hecho todo por ley. Enzo dijo que le había colmado la paciencia, que estaba cansado de Valeria y que la iba a hacer cagar” (sic), sostuvo.
Rapp señaló que Valeria se enojó con ella cuando supo el contenido de la charla. Pero la testigo fue a la casa de la víctima a la tarde de ese día y le hizo leer todos los mensajes y oír los audios de las conversaciones con Gauna.
El lunes 24 Rapp intentó contactar telefónicamente a Valeria, pero ante la falta de respuesta le envió un mensaje a Gauna, que ese día había llegado a General Pico. Rápidamente Valeria se contactó con ella. Allí la víctima le dijo que habían hablado con Gauna, incluso sobre lo del aborto, y que habían acordado “poner un poco de cada uno” para mejorar la relación y seguir juntos.
Más tarde, la testigo fue a las 22 hasta la casa de Coggiola a buscar uno de sus hijos para llevárselo con ella. En ese momento no vio a Gauna. Luego siguió mensajeándose con la víctima hasta la medianoche. “Hasta ese momento estaba todo bien”, subrayó.
Diálogos por Whatsapp
En la audiencia la fiscalía le hizo escuchar charlas por Whatsapp entre ella y Gauna. Una fue el 23 de junio a la tarde.
– Espero que no me decepciones vos también, dijo Rapp.
– Lo que se me está pasando por la cabeza es ir a limpiarla… no tengo nada que perder a esta altura, contestó Gauna
– Dejate de joder. Vas a sacrificar tu libertad por tan poca cosa.
– Pera esa no jode más a nadie.
– Matala con la ignorancia.
El diálogo derivó inmediatamente en la compra de una moto. “Yo no lo tomé en serio”, explicó Rapp.
La otra charla fue al día siguiente.
Allí Gauna le contó detalles de lo que había hablado con Valeria sobre el aborto: “Ella me dijo, ¿cómo sabés que era tuyo? Ahí se pisó sola… Si yo ya salía con vos, entonces también salías con el otro… No sé, cada vez pienso más y no lo puedo creer”. Más adelante, siguió: “Me recagaste (sic) a mentiras. Vos te veías con el otro tipo (Pablo) cuando estabas conmigo”.
– Esa persona le mandaba mensajes a Valeria porque habían tenido una relación. Pero ella le había contado a Enzo de eso, respondió Rapp.
En esa conversación, Gauna insistió con la cuestión del aborto y le dijo a la testigo que viajaría a General Pico para hablar con Coggiola.
Ese mismo día, Rapp también habló con la víctima.
Rapp: Tampoco podés ilusionarlo…
Coggiola: Lo quiero, pero no aguanto que me rompa las bolas. Le planteé que no quería compromiso y le dije que dejé de escribirle (a Pablo) a pesar que lo adoro…
– Si él quiere algo serio, vos querés todas…
– Estoy bien, pero lo de los celos no me va, prefiero soltar.
Rapp afirmó que “Enzo era celoso, pero Valeria nunca me contó que la maltratara”.
– ¿Valeria le dijo por qué decidió practicarse el aborto?, la interrogaron
– Ella dijo que diría la familia…
– ¿Qué cree que motivó a Gauna a hacer lo que hizo?, preguntó Gómez.
– No puedo creer lo que hizo. No sé qué le pasó por la cabeza…
“Ya la maté a la loca”
Juliana Estefanía Feith es la expareja de Gauna. Ellos tienen hijos en común. La testigo declaró por videoconferencia desde Catriló porque el imputado, después del femicidio, viajó hasta su casa.
“Él me llamó el 25 a las 5.30 desde la terminal de ómnibus de General Pico. Me dijo que se había mandado una cagada. Yo pensé que se había peleado en la calle, pero él me dijo ‘ya la maté a la loca’ (sic) y que se venía a Catriló. Por eso le avisé a sus familiares. Y cuando llevé a mi hijo a la escuela, le conté lo ocurrido a la directora”.
La mujer agregó: “Primero creí que era una broma, pero cuando en casa se sacó el buzo, le vi manchas de sangre en los antebrazos. Ahí me di cuenta que era verdad”.
Ante una pregunta del fiscal Guillermo Komarofksy, contestó que Gauna arribó con un bolso donde tenía la ropa que usaba cuando cometió el crimen.
– ¿Por qué dice eso?
– Porque me dijo que era la ropa que tenía cuando cometió el hecho.
– ¿Le preguntó por qué lo hizo?, quiso saber Gianinetto.
– No.
– ¿Gauna le dijo algo?
– Tampoco.
– Eso fue durante la charla telefónica. Cuando llegó a su casa, ¿tuvieron alguna conversación personal?, inquirió Pagano.
– No.
Feith dijo que Gauna solía quedarse dos o tres días en su casa y lo calificó de “buen padre” y “buena persona”.
“No tenés perdón de Dios”
Los fiscales Hernández y Komarofksy pidieron al tribunal poder leer y escuchar una serie de mensajes de Whatsapp entre Gauna y Coggiola en los días previos al hecho.
Gauna: Así que a mi me eliminaste (de los contactos) y a Pablo no, mira qué bien…
Coggiola: Te eliminé por todo lo que me dijiste… que era cualquiera, que te cagabas (sic) de hambre… Pablo estaba bloqueado, no hablés pavadas. Si buscara un macho, ¿en qué momento podía hacerlo? Imposible, si te tenía a vos acá.
Otro párrafo
Coggiola: ¿Me querés más qué…? Matar…je je.
Gauna: Vos te lo tomás en joda… no te rías, no te rías… porque puede pasar cualquier cosa.
Más de los diálogos.
– No tenés perdón de Dios, no tendrías que haber hecho lo que hiciste.
– ¿De que me hablas?
– Del aborto.
– Estás reloco (sic), se ve que estuviste hablando con Mai (por Rapp). No te guíes por lo que dice. Ella no va a hablar nada bueno de mí (NdeR: según Gauna, ellas se habían distanciado por lo del aborto). No te tengo que dar explicaciones; allá vos si crees en lo que ella dice…
– Más vale que sea mentira, más vale que no haya sido cierto porque sino atenete a las consecuencias.
Llanto y una foto
Norma Liliana Alvarez es la madre de Coggiola. Contó que conoció a Gauna en diciembre de 2018 y que su hija siempre se lo presentó como un amigo. “Nunca me habló de pareja”, resaltó. Y aportó un dato interesante: manifestó que tuvo contacto por teléfono con la víctima hasta las 1.15 de la madrugada del martes 25. “Estaba re bien (sic)”, afirmó.
Antes de retirarse le pidió al tribunal si podía entregarle un sobre. Pagano le explicó con lenguaje sencillo que era imposible porque había pasado el momento procesal oportuno. “Debió habérselo entregado a la fiscalía”, acotó. La mujer, llorando, insistió. Allí intervino Gómez, quien expresó que la defensa no tenía inconvenientes en que entregara el sobre. Alvarez sacó una foto de su hija con sus nietos y se la mostró de lejos a los jueces. El tribunal, con ese aval de la defensa y la aceptación del Ministerio Público y las querellas, autorizó a que la testigo le dé el sobre a los fiscales.
“Mirá si te vas a enojar…”
Al final, antes de los alegatos, Gauna decidió declarar, aunque sin aceptar preguntas, excepto la de su defensor. Lo primero que hizo fue pedirle disculpas a la familia de Coggiolo.
Contó que se enteró por Rapp, el domingo 23, que la víctima se había realizado un aborto. “Ella me dijo que no sabía, pero que lo más seguro era que fuese mío –señaló el imputado–. Entonces le mandé un mensaje (a Coggiola) de que iría el lunes (a General Pico) para hablar personalmente del tema”.
“Cuando llegué le cebé unos mates y empezamos a hablar de a poco porque estaban los nenes. Ese día la pasamos bien. Yo le dije que habláramos a la noche porque estaríamos más tranquilos. Yo quería saber del aborto porque, en realidad, no estuvimos peleados ni distanciados, aunque ese tipo de Trenque Lauquen siempre estaba en el medio. Ellos habían salido cuando yo no estaba en Pico. A la noche, estando acostados, yo le dije que primero me había dicho que lo de aborto era mentira; pero después, riéndose me dijo: ‘¿qué tiene si era tuyo? mirá si te vas a enojar por eso, pelotudo’ (sic). La cuchilla estaba en la mesita de luz…y la ataqué. A partir de ahí no me acuerdo nada más, ni cuántas puñaladas le pegué… me enteré lo de las puñaladas por el diario (sic). Corrí el teléfono para que los nenes no lo usaran y me fui en moto”.
– ¿Usted quería ser papá?, ¿qué expectativas de pareja tenía con Valeria?, quiso saber Gómez.
– Estábamos bien. Yo quería estar juntos a futuro.
Por último, todas las partes acordaron desistir de los testimonios de los policías Maximiliano Cuello y Julio Walter Vargas, el médico forense Gustavo Ferreyra, la genetista Cecilia Bobillo y la psiquiatra Misael Blanco; por lo que el tribunal ordenó que los informes que ellos produjeron se incorporasen por lectura.
Pedido de perpetua
El fiscal Guillermo Komarofsky, a cargo de los alegatos por parte del Ministerio Público Fiscal, pidió hoy la pena perpetua para Enzo Walter Gauna por el homicidio doblemente agravado de Valeria Coggiola, por haber sido cometido contra la persona con la cual mantuvo una relación de pareja y por haber sido cometido contra una mujer cuando el hecho haya sido perpetrado por un hombre y mediare violencia de género (femicidio).
Los querellantes particulares, el defensor oficial Alejandro Caram –por Víctor Pérez, padre de los hijos que tuvo con la víctima– y Silvana Abraham, en representación de la Secretaría Provincial de la Mujer, adhirieron a esa solicitud.
Komarofsky encuadró la conducta de Gauna en los artículos 80, incisos 1° y 11° del Código Penal, que justamente –en caso de culpabilidad– prevé solamente la reclusión o prisión perpetua, sin escala media. El primer inciso habla del que matare “a su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia”, y el undécimo, cuando matare “a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género”.
La fiscalía sostuvo que el crimen de Coggiola se cometió sobre la cama y con el cuchillo secuestrado en la vivienda. “La apuñaló en el cuello. Esas heridas le produjeron la muerte”, indicó Komarofsky. Y agregó que escondió un celular –dejándolo fuera del alcance de los hijos de la víctima– para poder darse a la fuga a Catriló.
Komarofsky se preguntó “qué hacía un cuchillo de esas dimensiones en ese momento y en ese lugar. Él lo trasladó hasta la mesita de luz. Quería hablar a la noche para estar tranquilo, para actuar en seguro, porque ya le había dicho (a Valeria) que no le jodiera más la vida. Buscó que existiera la menor acción defensiva posible de parte de la víctima”.
Confirmó que existía una relación amorosa entre ambos y que actuó en pleno uso de sus facultades mentales. “No existió violencia física, pero sí psicológica; persiguiéndola por su manejo de celular, por sus relaciones interpersonales… Si la supuesta excusa (para matarla) fue que la víctima esperaba un hijo suyo, Gauna era consciente de que tenía otras herramientas para recriminarle el aborto. Podía haber hecho presentaciones en el hospital o en la justicia, pero eligió una conducta cobarde” para quitarle la vida a Coggiola.
Caram adhirió en un todo a los dichos de Komarofsky y no agregó nada más. Abraham, en cambio –por primera vez la Secretaría de la Mujer actuó como querellante en un juicio oral–, se tomó varios minutos para remarcar la violencia de género que envolvió al caso.
“Gauna cosificó la figura de Valeria. Era celoso, controlador. Creía que ella era de su propiedad, que no podía tener libertad; cuando en realidad eran dos adultos independientes y sin exclusividad en la relación –indicó Abraham–. Entonces, cuando empezó a darse cuenta que el asunto se le iba de las manos, quiso revertir la situación y planificó todo. Porque hubo amenazas previas, ya que dijo que la iba a hacer cagar (sic), después llevó el cuchillo al dormitorio, y al final cerró con llave y dejó a los hijos de Valeria más de tres horas solos con el cuerpo de su madre”.
La querellante aseguró que “no se trató de una reacción del momento” y negó que existiera realmente la posibilidad de que entre ambos formaran una “familia hermosa porque eso era un cuento de ángeles”.
Atenuantes
Gómez, luego de un largo alegato y más allá de reconocer la autoría del hecho por parte de Gauna, pidió al tribunal que, como ante un femicidio corresponde la perpetua o la absolución, considere que existieron atenuantes en su conducta (aludió al artículo 81 del Código Penal).
“Tuvo disminuida su capacidad reflexiva y sus frenos inhibitorios. Existió un combo explosivo –detalló–. El embarazo, el aborto, los celos, las mentiras, la desconfianza, la infidelidad… en definitiva, una asimetría entre lo que él quería (con Valeria) y lo que parecía que ella quería con él”.
“Deben ver el corazón, los sentimientos, el honor de Enzo en un momento y una situación determinada. Él era una persona normal, común, sin antecedentes de violencia de género, que vio afectado su estado emocional por todo ese combo”, agregó.
Gómez negó que Gauna haya actuado premeditamente. “Dicen que ocultó el celular para que los niños no pudieran comunicarse, pero lo hizo para que no pudieran salir a la calle…. Dicen que fue todo planificado, pero sin embargo Gauna se llevó un bolso con la ropa ensangrentada, confesó lo que había hecho, se entregó espontáneamente… Fue algo impensado, inesperado, porque se vio afectado su estado emocional. No hablo de inimputabilidad, pero sí de la disminución de la voluntad y por eso pido que consideren las atenuantes”, concluyó.
La sentencia se conocerá el 14 de mayo al mediodía, pero no habrá un acto presencial para su lectura debido a la pandemia por el coronavirus.