Mónica Silva, una martillera de Buenos Aires, denunció malos tratos por parte de policías en Santa Isabel. Estuve retenida, sin agua ni ningún tipo de asistencia, durante horas en un retén en el ingreso a La Pampa por Mendoza. «Fue un trato inhumano, peor que ganado. No tenemos derecho ni a un vaso de agua ni a un sanitario», contó. «Pido que eduquen (a los policías) en valores humanos«, expresó en un video.
Dijo que la cuarentena la atrapó, trabajando, en Mendoza. Allí se quedó hasta ahora en la casa de su madre, pero necesitó regresar a su casa en la ciudad de Buenos Aires para trabajar. Por eso sacó un certificado de circulación nacional para volver.
Ella pensaba pasar por San Luis, pero decidió atravesar La Pampa. “Gendarmería, de San Rafael, Mendoza, me dice que tengo que viajar por La Pampa porque San Luis está cortada. Me dijeron que por Santa Isabel podía pasar. Hasta que llegué al control policial de Santa Isabel…», relató en un video.
«Como la Policía nunca había visto el certificado Regreso a Casaa, no era válido, me dijeron que no era válido», dijo. «Pero les dije que ahí me iba a quedar, hasta que me dejaran pasar. Porque debía regresar a mi casa. Traté por todos los medios de decirles que mi domicilio era en Buenos Aires. Esta gente no razonaba».
«En esa zona no había señal y esta gente no me dejaba pasar. Hice carteles para darle o mostrárselos a la gente que pasaba. Para que alguien les avisara a mi familia que estaba bien, pero que no podía circular», contó.
Estaba sin agua y sin comida y pasaban las horas. «Y la policía me ignoró por completo. No han tenido ninguna consideración. Yo era una enemiga de ellos», dijo.
«Pedí hablar con el fiscal y nunca me comunicaron», sostuvo. Pretendía denunciar el maltrato policial.
«Hasta que en un momento apareció un ángel, un chico que pasaba por ahí. Me vio en el auto, me vio que estaba tejiendo y llorando. Le pedí un vaso de agua. Cuando el chico me va a traer el agua, la Policía me dice que no me de agua. Entonces toda la familia del chico se puso en contra de la Policía, porque no dejaba que ellos me asistieran. Como se empezó a generar una discusión. Y ahí se acercó un policía, porque el jefe quiere hacerle un favor. Y entonces mi indignación fue total porque yo no quería ningún favor: yo solo quería circular. Yo les dije que en esos términos no iba a hablar con ellos. Les cerré la ventanilla y me quedé adentro del auto».
Hasta que vino otro policía, supone un jefe, que la dejó pasar. “Cuando salí fui hasta la comisaría (de Santa Isabel) porque no iba a permitir que esto quedara así. Me retuvieron ocho horas», contó.