Los médicos que atienden al opositor ruso Alexei Navalny aseguraron que no encontraron indicios de envenenamiento en el paciente, pero la familia estima que sólo buscan ganar tiempo a que los restos de la toxina se diluya. Tampoco permiten el viaje al exterior del dirigente, afirmando que es peligroso por su inestabilidad.
Los médicos rusos se niegan ahora a que el opositor sea curado en Alemania. «Hasta ahora no se ha identificado ningún veneno en la sangre ni en la orina, no hay rastros de una presencia» de veneno, dijo Anatoli Kalinishenko, subdirector del hospital de urgencias n°1 de Omsk, donde el opositor fue internado.
“No creemos que haya sido víctima de un envenenamiento», agregó el doctor, añadiendo que no podía, por ley, hacer público su diagnóstico, pero que sí había sido comunicado a su familia.
Los doctores siguen haciendo pruebas para hacer un diagnóstico de Navalny. El proceso requerirá, según sus estimaciones, dos días más.
La portavoz de Navalny criticó esta decisión: “Dos días es el tiempo se necesita para que la toxina desaparezca de su cuerpo sin dejar rastro”.
Los médicos consideran cinco posibles diagnósticos de trabajo, pero por alguna razón no los han detallado.
La esposa de Navalny, Yulia Navalnaya, declaró que no confía en el hospital donde está su esposo. Cree que los médicos mantienen al político en la clínica y sin dar permiso para transportarlo a Europa para recibir tratamiento, «para que desaparezca el elemento químico que está en el cuerpo de Alexei”.
El doctor Kalinishenko afirmó que el estado del paciente es «inestable» y no permite el traslado al extranjero, pese a la llegada a Omsk de un avión medicalizado desde Alemania, fletado por una ONG que espera llevar al líder opositor a Berlín.
Alexéi Navalny es uno de los críticos más firmes del Kremlin. Estaba viajando en un avión desde Tomsk a Moscú cuando se sintió muy mal y el aparato tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Omsk.
El opositor fue internado en el hospital y está en coma, conectado a un respirador.