El dueño de un bar de Catriló, que ha sido acusado en medio de la pandemia de haber organizado fiestas clandestinas, tiene ahora prisión domiciliaria, mientras avanza la investigación.
Se trata de Santiago Cazenave, de 31 años. Es el dueño del bar Apolo.
Cazenave, además, tiene una condena de 3 años en suspenso por el robo de agroquímicos en 2018: lo condenaron por ser encubridor.
En la pandemia, acumuló causas por no respetar las medidas de restricción para frenar la pandemia.
En julio de 2020 se detectó la primera fiesta clandestina en su bar. En los meses posteriores, dijeron voceros oficiales a Diario Textual, se lo vio en otras, aunque no como organizador.
El 25 de diciembre, a la madrugada, fue acusado de haber organizado otra “clandestina” en su propia vivienda. Había unas 70 personas en el patio. Cuando llegó un policía, algunos concurrentes comenzaron a arrojarle botellas de vidrio.
La Justicia, ante lo reiterado de su conducta, decidió la prisión preventiva en su casa, informaron fuentes judiciales a Diario Textual. De todas maneras, tiene un “permitido”: puede salir de 18 a 1 de la madrugada a trabajar a su bar (ahora, con la nueva normativa decretada esta semana, debe regresar a la 0.30 a su casa).
En Catriló hay bronca. “Es reincidente y violó todas las restricciones. Se esperaba que la Justicia revocara la pena condicional que tiene y vaya a la cárcel, pero solo le dieron una domiciliaria con una autorización para salir a trabajar”, se lamentó un funcionario.