Una alumna de un pueblo del oeste de La Pampa denunció frente a la psicóloga del colegio secundario que, de niña, fue abusada sexualmente. Ahora el acusado fue condenado a 8 años de prisión.
La estudiante alertó de su abuso en un taller de educación sexual. El caso pone de relevancia a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), que garantiza el derecho de cada niño, niña y adolescente a recibir educación sexual integral, en la totalidad de los niveles y establecimientos educativos del país. Abarca temas tan amplios como el reconocimiento del propio cuerpo, la prevención e identificación de casos de violencia sexual contra los niños y las niñas, prevención de embarazos no deseados y la libertad de elección sexual.
Diario Textual accedió al fallo que fue firmado este jueves 11 por el juez Carlos Pellegrino, de General Pico. La fiscala del caso fue Alejandra Moyano.
El caso ocurrió en un pueblo del oeste de La Pampa, pero que se omite en esta nota para que no se identifique a la víctima.
“(La adolescente) en el marco de un taller sobre educación sexual, recurrió a la docente y psicóloga (…), contándole que cuando tenía entre 7 y 8 años de edad, resultó abusada sexualmente por parte de E.C, hermano de la pareja de su madre. Encontró en la docente la confianza necesaria para mitigar su pesar y poder exteriorizar la situación traumática que había vivido”, dijo el juez Pellegrino.
El abusador era el hermano de la pareja de la madre de la niña. El padre de la nena trabajaba en el campo y la madre en un comercio. Por eso en varios días, la nena quedaba al cuidado del acusado.
En una oportunidad, fue toqueteada. Otro día la obligó a practicarle sexo oral. “Salí corriendo y en la calle vomité”, dijo la víctima, después, en una entrevista en Cámara Gesell.
“El relato de la pequeña -dijo el juez en el fallo- es contundente y concluyente. Identificó las situaciones traumáticas por las que resultó obligada a transitar de forma elocuente, recordando aspectos puntuales de cada situación y hasta las sensaciones que los actos le provocaron. Su inocencia sexual le fue arrebatada por la conducta del imputado”.
“Analizados los elementos incorporados bajo los lineamientos de la sana crítica racional, con la aplicación de las reglas de la lógica, la experiencia y la psicología, es posible concluir que la niña dijo la verdad de lo que le ocurrió, identificó las oportunidades en que resultó sometida y la consistencia de los actos, sin advertirse, la más mínima sospecha de fabulación o adoctrinamiento para inculpar al acusado. La contundencia probatoria de los dichos de la menor, resultan suficientes para adquirir el grado de certeza requerido para formular sentencia condenatoria”, sostuvo el magistrado.
“El imputado se hallaba al cuidado de las menores, en oportunidad que la madre de las mismas concurría a trabajar, esas circunstancias, eran aprovechadas para someter sexualmente a la pequeña (…). Si bien la defensa pretendió incluir la convivencia de más personas en el domicilio, la niña fue muy clara al identificar los momentos en que los hechos ocurrían”, expresó el juez.
Finalmente fue condenado a la pena de 8 años de prisión por el delito de “abuso sexual simple, agravado por la guarda, como delito continuado y abuso sexual con acceso carnal, agravado por la guarda, en concurso real, arts. 119 primer y quinto párrafos, inc. b), tercer y cuarto párrafos inc. b) y 55 del C.P.”.
