Roque Medina, conocido militante del peronismo de Santa Rosa, murió en las últimas horas víctima del coronavirus, según informaron sus allegados.
Medina fue dos veces delegado del concejo local de Unidades Básicas por el barrio Colonia Escalante. Fue, además, congresal por años del Partido Justicialista.
Fue una de las víctimas de la represión ilegal de la Subzona 1.4. “Militó aún en dictadura. En 2010, su testimonio fue clave para dejar en prisión a (Néstor) Greppi”, recordó Mario Canoba.
También fue parte de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos La Pampa y de la Casa Juana Azurduy.
En los últimos meses militó para armar una lista para la Unidad Básica de Colonia Escalante. Estaba internado por covid.
En 2010, en el histórico juicio por la Subzona 14, fue el primer testigo-víctima en declarar. Según contó en ese momento, en 1976 trabajaba en Casa de Gobierno a las órdenes de Justo Ivalor Roma, en Servicios Generales. Pudo ver en su trabajo que era observado en reiteradas oportunidades por Néstor Greppi (ex militar imputado a cargo de la Secretaría de la Gobernación durante la dictadura militar).
Un sábado lo fueron a buscar a la casa de su suegro. Según contó, «Miseria» López (expolicía imputado y que se cambió el apellido por Melasi) le quería hacer unas «preguntitas». Fue a la Seccional Primera. Lo llevaron a la Planta Alta. Este oficial lo estaba esperando sentado con las piernas cruzadas sobre el escritorio y con la pistola a la vista. «Quiero saber las partes oscuras de Roma», le dijo. Medina no sabía qué decirle Lo esposaron y lo llevaron a la parte baja de la comisaría.
Esposado, lo dejaron en un pasillo. Estuvo allí entre dos o tres días parado. Solo lo pasaban a la cocina a la hora de comer y se podía sentar un rato. ¿No sé cómo aguanté tanto tiempo parado en ese lugar?, recordó.
Luego de varios días lo llevaron a una oficina, lo encapucharon, esposaron y lo llevaron por caminos de tierra a la altura de la feria Batistoni (en las afueras de la ciudad), donde lo interrogaron. “Me pegaron algunos golpecitos y me preguntaban por el campo del gobernador (José Aquiles Regazzoli) y las vacas de (Nicolás) Navarro, y yo no sabía nada”, dijo.
“Yo tenía miedo, terror, porque parecía que me iban a matar”, contó. Le apretaban la capucha y no podía respirar.
Dijo que en los interrogatorios una de las voces era de Néstor Cenizo y la otra de Oscar «Miseria» López. Luego lo devolvieron a la Primera y al otro día Cenizo le tomó declaración. “Me dijo que había estado muy bien y que eso se lo habían dicho los profesionales, gente de Buenos Aires (como quienes lo habían interrogado en las afueras de la ciudad)», contó. Le hicieron firmar una declaración que no leyó, sostuvo.
«Nunca supe por qué me habían detenido”, dijo.