Decenas de personas, entre ellas mujeres y niños, murieron este jueves en un ataque suicida con explosivos en las afueras del aeropuerto Hamid Karzai de Kabul. También se reportaron tiroteos y otra explosión en un hotel cercano al aeropuerto.
Un funcionario de Salud le confirmó a la BBC que el balance de muertos es de al menos 60 personas y que hay 140 heridos.
«El Emirato Islámico condena de forma contundente los ataques que tienen como objetivo a civiles en el aeropuerto de Kabul», dijo en un tuit Zabihullah Mujahid, portavoz del Talibán, que ya controla el país pero no el aeropuerto, aún bajo el mando de Estados Unidos durante la desesperada misión de evacuación de los últimos días.
El Estado Islámico (EI) se atribuyó el doble atentado, de acuerdo con un mensaje difundido por el canal de la milicia extremista en Telegram.
La rama afgana del EI reivindicó el atentado y precisó que un atacante suicida, a quien identificaron, detonó un chaleco explosivo entre los afganos y las fuerzas estadounidenses.
Esto coincide con lo relatado por el general Kenneth F. McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, que responsabilizó a la milicia extremista del ataque en el que 12 militares norteamericanos murieron y otros 15 resultaron heridos.
Los ataques llegaron horas después de que varios países occidentales advirtieran sobre atentados inminentes en el aeropuerto internacional de la capital afgana por parte del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que en Afganistán se ha nutrido de extalibanes con una visión del islam aún más extremista que la oficial del movimiento afgano.
Funcionarios estadounidenses no identificados citados por varios medios del país dijeron que los ataques fueron obra de la filial afgana del EI, pero horas después de las explosiones aún no se tenía noticia de ninguna reivindicación formal por parte del grupo.