El juez de audiencia santarroseño Gastón Boulenaz condenó a cinco años y seis meses de prisión, y le mantuvo la condición de reincidente, a un hombre que ingresó al departamento de un conocido y, junto a un acompañante, lo ató de manos y pies, le tapó los ojos y la boca y le robó dinero y objetos personales.
La sentencia de Boulenaz contra José Luis Krenz, por robo agravado por el uso de arma, fue dictada después del juicio oral en el cual el fiscal Andrés Torino, durante el alegato final, había requerido una sanción de siete años de prisión, informó el área de Prensa del Superior Tribunal de Justicia. El imputado tiene 28 años y es verdulero,
El magistrado dio por probado que la víctima le abrió la puerta de su vivienda al imputado –que ingresó junto a otro hombre– porque lo conocía de haber trabajado juntos. Una vez allí, el desconocido tomó una cuchilla, se la exhibió “de modo intimidante” al damnificado y le alcanzó a Krenz “unos auriculares de computadora” para que le atara las manos. A la par, la otra persona “le tapó la boca, le ató los pies con una bufanda y le colocó un repasador en la cabeza para obstaculizarle la visión”, detalló el fallo.
Luego le sustrajeron 25.000 pesos, un celular, dos relojes, dos pares de zapatillas, cinco perfumes, una mochila con ropa en su interior, una billetera con documentación personal y las llaves del domicilio, y se fueron.
«No caben dudas -dijo el juez- que el ingreso fue debidamente pergeñado por Krenz y su acompañante, para que una vez dentro de la vivienda se exteriorizaran las verdaderas intenciones (…) Así, el coimputado Krenz tomó activa participación en el hecho, ya que no solo se aseguró de atar a la víctima, sino que además procedió a ejecutar materialmente el desapoderamiento de los bienes ajenos; mientras el sujeto que lo acompañaba tenía inmovilizada a la víctima, sometiéndola de espaldas tirada en el suelo y exhibiéndole un cuchillo que fue obtenido de la propia cocina del denunciante y luego abandonado en el lugar”.
Con respecto a ese segundo imputado –para quien la fiscalía también había pedido siete años de cárcel–, el juez lo absolvió por el beneficio de la duda. Si bien indicó que existió “una alta probabilidad que haya sido el coautor del delito”, añadió que no se incorporó ninguna prueba que lo vinculara “fehaciente e indubitablemente” al hecho.
“La única prueba de cargo presentada fue el reconocimiento fotográfico (…) y en ese acto procesal se advirtió claramente el estado dubitativo de la víctima” al momento de identificarlo, señaló Boulenaz. Incluso el levantamiento de los rastros dactilares tampoco arrojó resultados positivos.