No habló y su silencio fue estruendoso. No salió a respaldar a los candidatos del Frente de Todos, sus soldados hicieron la plancha en la campaña electoral y expuso una interna despiadada. Fue en contra de los postulantes de su partido, del gobernador Sergio Ziliotto y del kirchnerismo. Hubo sorprendidos. Otros no tanto. No es la primera vez que Carlos Verna es señalado de jugar para la oposición.
En Casa de Gobierno aún no encuentran explicaciones de peso para que el líder de la línea Plural no saliera a respaldar a los postulantes que eligió el gobernador. Tal vez, elucubran, sopesó una derrota inevitable.
El factor Verna fue uno de las causas centrales que explican la derrota histórica del peronismo en La Pampa, por primera vez luego de 36 años. También hay que sumar la bronca por la situación económica derivada de las decisiones del Gobierno nacional en medio de la pandemia de coronavirus y hasta el voto antikirchnerista.
La movida de Verna se sintió con más fuerza en su terruño: en Pico, históricos dirigentes del vernismo no aparecieron y hasta la jefa de la campaña e intendenta Fernanda Alonso se tomó licencia. Allí la derrota de este domingo fue aplastante.
En medio de lo escandaloso de la maniobra, sus dirigentes más cercanos parecieron firmar una tregua y se comprometieron a salir a patear la calle. Pero ya era muy tarde.
En La Pampa se ponían en juego tres senadores nacionales -hoy, dos en manos del peronismo y uno en la oposición- y tres diputados nacionales -dos del oficialismo y uno de la oposición-. La oposición macrista-radical se llevó dos de cada categoría.
Sergio Ziliotto, quien en las PASO dijo que se plebiscitaba su gestión, fue el actor central de la campaña. Trató de surfear la interna y “provincializar” la campaña: minimizó las diferencias con los ultravernistas y apostó al anuncio de obras y a las ayudas a trabajadores, jubilados y empresarios. No le alcanzó: Verna no solo no respaldó a Todos, también con sus maniobras favoreció abiertamente a Juntos por el Cambio.