Se dio a conocer el audio de la llamada al 101 del 25 de agosto, cuando una vecina escuchó cómo golpeaban a Lucio Dupuy (5 años), asesinado hace tres días en Santa Rosa presuntamente por su madre y su novia.
El complejo de departamentos se encuentra detrás de un portón, en Allan Kardec 2385. En el departamento 2 residía Lucio, con Magdalena Espósito Valenti (24 años) y la novia de su mamá, Abigail Páez (27 años).
En el departamento 1, por su parte, reside una mujer. Esa mujer, por Whatsapp, alertó a su hermano para que llamara al 101.
Sin embargo, no hay registros de esa denuncia. Es que el hermano de la vecina dio una dirección distinta a donde se encontraba el complejo de departamentos donde vivía Lucio: en vez de comunicar «Allan Kardec 2385», lo hizo por «Allan Kardec 2386». Es decir, siempre según la versión de las autoridades, los policías concurrieron al complejo de departamentos ubicados enfrente. Allí se entrevistaron con una mujer, del departamento 1, quien dijo que en ese complejo no había niños. Eso consta incluso en el parte policial de la comisaría Primera.
Este lunes se originó una polémica por ese llamado. El jefe de Policía de La Pampa, Daniel Guinchinao, dio su versión de por qué no quedó registrado ese episodio violento del 25 de agosto, el “único antecedente” del caso. “Por desgracia, el hermano de la vecina pasó mal la dirección y los policías fueron a un lugar equivocado…”, manifestó.
Pablo Omar González es “el hermano de la vecina” al que se refiere Guinchinao. Y salió a desmentirlo, por las redes sociales: dijo que un policía se acercó al lugar, pero “no actuó como debería haber actuado” en este caso. Lo hizo, expresó, sin la “sensibilidad, seriedad y respeto” que requiere un uniforme. “No le dieron mayor importancia y no siquiera se dignaron a constatar cómo estaba el niño en ese momento”, sostuvo.
Posteriormente, se comenzó a divulgar el audio del 101. Al menos en esa conversación, González le pasó otra dirección -por un solo número, que llevó a los uniformados enfrente- y dijo no tener «ni idea» de por qué su hermana pedía ayuda.
Lucio, de 5 años de edad, murió el viernes 26 por la noche, luego de ser brutalmente golpeado. Vivía junto a su madre Magdalena Espósito Valenti (24 años) y a la pareja de su mamá Abigail Páez (27 años).
Christian Dupuy, el padre, está reclamando condena ejemplar. “Pedimos que se haga justicia, que paguen lo que tengan que pagar porque a mi hijo no me lo devuelve nadie, que se pudran en la cárcel”, pidió.
El niño fue ingresado el viernes 26 por la noche, convulsionando, a la posta sanitaria del barrio Atuel.
Posteriormente el niño fue trasladado al Hospital Evita, ya sin signos vitales, donde se constató su fallecimiento.
Lucio ingresó al hospital con sangre en la boca y moretones en diversos lugares del cuerpo. Incluso tenía la marca de una zapatilla en la espalda.
Según una autopsia, se pudo establecer que murió por “múltiples golpes” y, además, se comprobó que tenía -de vieja data- mordeduras y quemaduras de cigarrillo.
De acuerdo a lo que revelaron fuentes médicas, Lucio ingresó en su corta vida en reiteradas oportunidades a Enfermería del Hospital Evita: había sufrido una fractura en una mano y la quebradura de un dedo.
En esos ingresos no se consignaron las causas: simplemente el nene fue atendido de las dolencias que presentaba. En el caso de la fractura de una mano, su madre argumentó que se había caído de la bicicleta.
Magdalena Espósito Valenti está acusada del delito de homicidio calificado por el vínculo -que prevé una pena de perpetua-, en tanto que Páez está apuntada por homicidio simple -de 8 a 25 años-. El juez Daniel Ralli dictó la prisión preventiva para ambas hasta la finalización del proceso.
Christian Dupuy y Magdalena Espósito Valenti convivieron junto a Lucio, en General Pico y luego en la ciudad bonaerense de Luján. Sin embargo, en 2018 se separaron, Magdalena formó pareja con Abigail y el niño quedó a cargo de los abuelos paternos.
Según dijo la familia paterna de Lucio, Magdalena se trasladó desde Pico a Córdoba y dejó a Lucio al cuidado de un tío, Maximiliano Dupuy.
Posteriormente, a punto de perder la patria potestad y cuando no lo había visto por un año y medio, Magdalena se hizo cargo de Lucio y se trasladó a Santa Rosa.
En el medio, siempre según la versión de la familia paterna, hubo advertencias de la familia paterna del riesgo que corría con su madre y su pareja. Christian Dupuy en varias ocasiones solicitó ante la Justicia la tenencia del chico, pero siempre le fue negada en beneficio de la madre.