¿Por qué no hay siquiera una denuncia por los maltratos a Lucio Dupuy, el niño de 5 años asesinado a golpes, en Santa Rosa, presuntamente por su madre y su novia? Ni siquiera hay registro de una denuncia que -luego del crimen- se viralizó en las redes sociales, con la captura de pantalla de un diálogo por Whatsapp del 25 de agosto -es decir, dos meses antes del asesinato- por la golpiza que estaba recibiendo Lucio en el departamento de la calle Allan Kardec al 2300, donde convivía con su madre y su novia.
El jefe de Policía de La Pampa, Daniel Guinchinao, dio su versión de por qué no quedó registrado ese episodio violento del 25 de agosto, el “único antecedente” del caso. “Por desgracia, el hermano de la vecina pasó mal la dirección y los policías fueron a un lugar equivocado…”, manifestó.
Pablo Omar González es “el hermano de la vecina” al que se refiere Guinchinao. Y salió a desmentirlo, por las redes sociales: dijo que un policía se acercó al lugar, pero “no actuó como debería haber actuado” en este caso. Lo hizo, expresó, sin la “sensibilidad, seriedad y respeto” que requiere un uniforme.
“No le dieron mayor importancia y no siquiera se dignaron a constatar cómo estaba el niño en ese momento”, sostuvo.
Sin embargo, luego se dio a conocer el audio del 101. Allí se escucha que el hermano de la vecina dio una dirección distinta a donde se encontraba el complejo de departamentos donde vivía Lucio: en vez de comunicar “Allan Kardec 2385”, lo hizo por “Allan Kardec 2386”. Es decir, siempre según la versión de las autoridades, los policías concurrieron al complejo de departamentos ubicados enfrente. Allí se entrevistaron con una mujer, del departamento 1, quien dijo que en ese complejo no había niños. Eso consta incluso en el parte policial de la comisaría Primera.
Este es el mensaje, completo, de González:
“Señor Daniel Guinchinau, déjeme presentarme. Mi nombre es Pablo Omar González. Yo fui quien se comunicó con el 101 aquella noche del 25 de Agosto. Solicité un móvil y les describí la fachada del inmueble «un paredón blanco con portón de chapa», e indiqué «es en el departamento 2, en el 1 vive mí hermana que es quien escuchó todo». Paso mucho tiempo hasta que mi hermana me dijo ahí llegaron y están gritando «señora nos llamó el hermano de su vecina dice que están golpeando a un niño» gritaban desde la calle. No le dieron mayor importancia y no siquiera se dignaron a constatar cómo estaba el niño en ese momento. No se escude cobardemente detrás de un «pasaron mal la dirección». El tema es que el efectivo que se presentó no actuó como debería de haber actuado. Hágase cargo de su puesto y capacite a los oficiales y agentes para que puedan tratar con la sensibilidad, seriedad y respeto por el uniforme que visten. Y si le queda grande el saco adelante sus «vacaciones permanentes», que seguramente hay alguien con ganas de colaborar seriamente en proteger y servir a la comunidad que han de resguardar. Usted juro en algún momento salvaguardar a los ciudadanos. Hágale el favor de ocuparse de sus labores y no de desinformar de tal forma a la gente”.
Lucio, de 5 años de edad, murió el viernes 26 por la noche, luego de ser brutalmente golpeado. Vivía en una casa de la calle Allan Kardec al 2300, de Santa Rosa, junto a su madre Magdalena Espósito Valenti (24 años) y a la pareja de su mamá Abigail Páez (27 años).
Christian Dupuy, el padre, está reclamando condena ejemplar. “Pedimos que se haga justicia, que paguen lo que tengan que pagar porque a mi hijo no me lo devuelve nadie, que se pudran en la cárcel”, pidió.
El niño fue ingresado el viernes 26 por la noche, convulsionando, a la posta sanitaria del barrio Atuel.
Posteriormente el niño fue trasladado al Hospital Evita, ya sin signos vitales, donde se constató su fallecimiento.
Lucio ingresó al hospital con sangre en la boca y moretones en diversos lugares del cuerpo. Incluso tenía la marca de una zapatilla en la espalda.
Según una autopsia, se pudo establecer que murió por “múltiples golpes” y, además, se comprobó que tenía -de vieja data- mordeduras y quemaduras de cigarrillo.
De acuerdo a lo que revelaron fuentes médicas, Lucio ingresó en su corta vida en reiteradas oportunidades a Enfermería del Hospital Evita: había sufrido una fractura en una mano y la quebradura de un dedo.
En esos ingresos no se consignaron las causas: simplemente el nene fue atendido de las dolencias que presentaba. En el caso de la fractura de una mano, su madre argumentó que se había caído de la bicicleta.
Magdalena Espósito Valenti está acusada del delito de homicidio calificado por el vínculo -que prevé una pena de perpetua-, en tanto que Páez está apuntada por homicidio simple -de 8 a 25 años-. El juez Daniel Ralli dictó la prisión preventiva para ambas hasta la finalización del proceso.
Christian Dupuy y Magdalena Espósito Valenti convivieron junto a Lucio, en General Pico y luego en la ciudad bonaerense de Luján. Sin embargo, en 2018 se separaron, Magdalena formó pareja con Abigail y el niño quedó a cargo de los abuelos paternos.
Según dijo la familia paterna de Lucio, Magdalena se trasladó desde Pico a Córdoba y dejó a Lucio al cuidado de un tío, Maximiliano Dupuy.
Posteriormente, a punto de perder la patria potestad y cuando no lo había visto por un año y medio, Magdalena se hizo cargo de Lucio y se trasladó a Santa Rosa.
En el medio, siempre según la versión de la familia paterna, hubo advertencias de la familia paterna del riesgo que corría con su madre y su pareja. Christian Dupuy en varias ocasiones solicitó ante la Justicia la tenencia del chico, pero siempre le fue negada en beneficio de la madre.