Las fuerzas rusas mantenían el cerco alrededor de Kiev y bombardearon áreas civiles de otras ciudades ucranianas, como Mikolaiv y Mariupol, en una situación humanitaria desesperada tras casi dos semanas de asedio, mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, acusaron al Kremlin de no tener intención de “parar la guerra” durante una conversación con el mandatario ruso Vladimir Putin.
La ofensiva comandada por Moscú desde el 24 de febrero destruyó el aeropuerto de Vasylkiv, unos 40 kilómetros al sur de la capital, donde un depósito de combustible se prendió fuego, según el alcalde de esa ciudad.
Los suburbios del noroeste de la capital, como Irpin y Busha, llevan días bajo las bombas rusas, mientras los blindados de Moscú avanzan por el eje del noreste.
Las autoridades de Kiev ofrecen transporte para que los habitantes de los alrededores lleguen a la urbe e iniciaron un acopio de productos de primera necesidad para evitar faltantes antes que se complete el cerco de las fuerzas rusas.
“La capital, cerca de la cual continúan los combates, se prepara para la defensa. Seguimos reforzando los puntos de control. Creando reservas de productos, medicamentos y bienes de primera necesidad”, aseguró el alcalde Vitaliy Klitschko en su cuenta de Telegram.