Los familiares y amigos de Marianela Vega Merino (30 años), asesinada ayer por un sargento del Ejército Argentino de tres balazos, no pueden más de dolor y tienen muchas preguntas.
María Rosa Merino es la madre de Marianela. Es una mujer trabajadora, que ha sufrido mucho: hace unos años perdió a uno de sus hijos, menor de edad, en un siniestro vial y ahora sufrió el asesinato de una de sus hijas.
En las redes sociales, posteó en las últimas horas un mensaje. “Vuela alto mí princesa. Hoy te vas a dar ese abrazo que tanto querías con tu hermano”, escribió María Rosa.
“Un desquiciado te arrebató tu vida y muy cobarde se mató. ¿Qué clase de monstruo eras? Te vas a podrir en el infierno: le arrebataste su mamá a Cande. Con muchas cosas por vivir, ella era una gran madre, trabajaba todo el día para darle una vida hermosa a su princesa y hoy con tan solo 13 años tiene su vida destrozada por un hijo de remilputa que no tenía los suficientes huevos para matarse. Solo le arruinaste a la vida a mi chiquita, a los hermanos y sobrinos”, sostuvo. “Se creyó el dueño de ella”.
“Tenías todo muy bien planeado. ¿Cómo nadie en el Ejército lo revisaba? ¿Nadie vio que se llevaba un arma? A ustedes, sus jefes, esa basura destrozó la vida de mi nieta y de toda su familia”, finalizó.
Marianela Vega Merino (30) fue asesinada este lunes por la mañana con un fusil FAL por su expareja Elías Funes, de 41 años, oriundo de Victorica y sargento del Regimiento 12 del Ejército, con sede en Toay.
El asesinato seguido de suicidio ocurrió a las 6.05 horas en un departamento monoambiente de planta baja de un complejo ubicado en Dante Alighieri al 1300 -entre Pestalozzi y Wilde, en el barrio de Villa Santillán-. Le pegó tres tiros.
El crimen fue cometido con una poderosa arma de guerra: un Fusil Automático Liviano (FAL), que Funes robó del regimiento. Era el encargado de la Sala de Armas del Regimiento 12.
El hecho fue descubierto cerca de las 9 horas. Es que la ausencia de Marianela a uno de sus trabajos generó una alerta. La empleadora la llamó en reiteradas oportunidades al celular y, como no contestó, se comunicó con un hermano de la joven.
Ese hermano llegó al complejo de departamentos y, junto a policías, ingresó por una ventana rota al monoambiente.
Poco a poco fueron llegando más policías, los peritos, los fiscales y otros familiares. Entre ellos, la hija de 13 años de Marianela.
