El embajador en Israel, Sergio Urribarri, renunció a su cargo tras ser condenado a ocho años de prisión por corrupción. El funcionario puso “a disposición” su dimisión y lo informó en su cuenta de Twitter. Poco después, Casa Rosada aceptó su dimisión.
El exmandatario comunicó la decisión luego que la Justicia entrerriana lo hallara culpable de los delitos de negociación incompatible con la administración pública y peculado.
“El fallo de primera instancia de hoy es una clara muestra de arbitrariedad, injusticia y atropello al Estado de Derecho”, sostuvo Urribarri. “Voy a apelar con la convicción de que me asiste la razón. No obstante, he puesto a disposición del presidente mi renuncia como embajador”.
El fallo de la Justicia lo inhabilita a ejercer cargos públicos en forma perpetua. El juicio había puesto bajo la lupa su gestión como gobernador en el período comprendido entre 2010 y 2015. Se lo acusa al mandatario como parte de un esquema de cartelización de empresas que posibilitó desvío de fondos.
El tribunal integrado por José María Chemez, Carolina Castagno y Elvio Garzón, tomó la decisión de condenar al exgobernador, actual diplomático, de forma unánime. Para evitar ir a prisión, el exgobernador deberá apelar el fallo ante la Cámara de Casación provincial.
Junto a Urribarri, también fueron condenados el ex ministro de Cultura y Comunicación, Pedro Báez, y el ex funcionario legislativo Juan Pablo Aguilera, ambos a seis años de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Aguilera es cuñado de Urribarri. Fue acusado por ser dueño de las imprentas a la que se giraron los trabajos financiados con dinero público y ser funcionario, al mismo tiempo.