Por Lic. María Paula Weigel (*)
¿Cómo pensar políticas y prácticas en Salud mental que nos permitan restituir otras dimensiones subjetivas de las personas con quienes trabajamos? Sujetos que portan un padecimiento, pero que no SON la enfermedad que portan.
Franco Basaglia nos propone poner la enfermedad entre paréntesis, para poder pensar en sujetos concretos, con una biografía singular, una historia, un cuerpo, un lugar social concreto.
No se trata en absoluto de negar la vivencia del padecimiento, sino de correr el eje, para poder generar invenciones de salud.
¿Cómo inventar estos efectos de salud? Eso es lo que intenta testarudamente el equipo de salud mental móvil de la Dirección de Dispositivos Intermedios de la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones. Es decir, cómo generar efectos de salud en cada persona que acompaña.
Para ello también es necesario hacer una reformulación del trabajo en salud mental, incorporar a la clínica otras y nuevas dimensiones de la existencia de las personas. Porque las personas también son miradas de manera distinta según el lugar que transiten; el hospital, el barrio, su trabajo, sus lugares de circulación social. Es preciso que la asistencia en salud mental recupere los detalles y los tesoros preciosos para cada quién.
Para Carlos ese tesoro era un pueblo, y se llamaba Hucal. Así lo escuchó el psicólogo del equipo de la Dirección que lo acompaña, para proponer un viaje al lugar de crianza de Carlos, hoy de 42 años, quien no había vuelto nunca a Hucal desde sus 7 años.
El viaje se amplía para otras personas, usuarias y trabajadoras de salud mental, en el marco de las propuestas recreativas que realiza la dirección. Hucal sería entonces un regreso, pero en conjunto, una vivencia entre varios, como así también un trabajo colectivo del equipo, que se ocupó de la gestión del transporte, de las invitaciones, de las infusiones calentitas, de la comida, de los detalles de cuidado.
En el viaje, Carlos como quien deja caer un pañuelo o una flor, nos dice que Hucal es el lugar donde fue más feliz en su vida, que luego del fallecimiento de su padrastro, el Ferrocarril les pidió entregar su casa, y volvieron a Santa Rosa con su madre y su hermano, abandonando esa infancia y comenzando un derrotero institucional.
El enlace con la Asociación Hucal despierta, fue fundamental. Tito, su presidente, nos recibió cálidamente, él, “nacido y criado en Hucal”, nos hizo recorrer las casas, la estación, los talleres ferroviarios o lo que queda de ello, como un guardián de la memoria.
Carlos acompañaba esos relatos, enlazando con palabras los lugares a su historia. Y como nos dijo; y le dijo a Tito estuvieron en momentos distintos del pueblo, uno en su apogeo, el otro en su ocaso.
Todos y todas aprendimos de ellos, nos emocionamos con sus historias, nos sorprendimos. El viaje era también un ejercicio de imaginación, en el tiempo, para recoger algo de las historias singulares y colectivas de nuestra provincia. Los pobladores originarios, la llamada “campaña del desierto”, la inmigración, el tren y sus trabajadores, la escuela de Hucal, siempre de pie, la vida de sus habitantes. Y entre ellas, la de Carlos, que nos comparte que su madre volvió al pueblo sola a buscar unas cosas casi una década después del éxodo familiar y encontró al perro de la familia esperando en la puerta de su casa abandonada, esperándolos.
Hucal será una huella para quienes fuimos, donde se transversalizan los lugares profesionales instituidos, y nos muestra que el saber, no siempre está de nuestro lado, sino de una persona que se abre a compartir su historia, y en su narrativa personal nos induce a pensar nuevas formas de interpretar y conocer los procesos de salud y enfermedad. Pero también nos inspira a pensar nuevas y diversas formas de trayectorias terapéuticas. Y eso en sí mismo, genera efectos de salud concretos, visibles.
Carlos se saca una foto en el mismo tronco de la escuela donde a los seis años tiene una foto con el guardapolvo blanco. Carlos que comparte con los demás su historia y genera con ellos nuevas vivencias que serán recuerdos. Porque la memoria es dialéctica y móvil, y se mueve retroactivamente, y como Hucal, se despierta, para generar nuevas marcas.
(*) Directora de Dispositivos Intermedios y Equipos Centrales de la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones.
NdeR: La publicación del presente artículo fue autorizado por su protagonista.