El Gobierno de Mendoza, con la decisión del presidente Alberto Fernández de habilitar el estudio de impacto ambiental sobre la represa Portezuelo del Viento, ya está pensando en activar el plan b con las “obras muleto” para usar los 1032 millones de dólares que le está transfiriendo Nación: pretende construir otras dos represas que secarán aún más el río Salado en el ingreso a La Pampa.
Se trata de las represas Uspallata, sobre el río Mendoza, y El Baqueano, en el Diamante. Ambos ríos tienen desembocadura en la cuenca del Desaguadero – Salado – Chadileuvú – Curacó, de 1498 kilómetros.
En ambos casos, en caso de avanzar, La Pampa pondrá objeciones. “El Gobierno de La Pampa obviamente, si las nuevas obras afectan los recursos hídricos de nuestra provincia, vamos a exigir estudios de impacto ambientales integrales de toda la cuenca”, avisó el secretario de Recursos Hídricos, Néstor Lastiri, a Diario Textual. “Estas dos represas afectan al Salado como la represa El Tambolar, en San Juan, donde ya hay presentaciones judiciales de La Pampa”, agregó.
“¿Si esperaban este anuncio del presidente? No lo esperábamos para ayer, pero esperábamos una decisión en este sentido: es la ratificación de que teníamos toda la fundamentación que corresponde con los derechos que tenemos con el uso del agua, compartiendo con otras provincias”, dijo.
“Mendoza ha venido diciendo, medio en plan marketinero, que Portezuelo es ‘la obra más estudiada del mundo’, pero eso es absolutamente falso. Lo cierto que esos estudios no se hicieron sobre toda la cuenca. Por eso no alcanzaron a conformar a la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), que actuó de contraparte”, expresó.
“Esta obra nunca tuvo sustento ambiental, hidrológico ni de producción de energía”, agregó.
¿Cómo sigue ahora el trámite? “Se deberá conocer los fundamentos del laudo para que se haga una evaluación de impacto ambiental. Posteriormente Mendoza deberá definir si lo hacemos o no, ya está implementada una comisión para elaborar los términos de referencia. Si Mendoza desiste, lo primero que tiene que hacer es no adjudicar la obra. Hay que recordar que preadjudicó a un grupo de empresas una semana después del voto de los gobernadores de la cuenca, que pedían el estudio de impacto integral. Y, por otro lado, ver a qué obra asigna esos fondos. Veremos, en función de la selección que hagan, si esa obra afecta o no las cuencas hídricas que compartimos”, sostuvo.
Laudo
Ayer, el presidente anunció que laudará a favor del pedido de La Pampa y de las otras tres provincias de la cuenca del río Colorado. Es decir, para que se haga un estudio integral del impacto ambiental.
Mendoza se había negado terminantemente a ese paso. Para la provincia cuyana, alcanzaban con estudios que ya se hicieron, pero que La Pampa tachaba de incompletos y con gruesos errores. Por eso La Pampa, Neuquén, Río Negro y Buenos Aires, en el ámbito del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (Coirco), aprobaron el 26 de junio de 2020 avanzar con un nuevo estudio de impacto.
Mendoza, en ese momento, anunció que iba a pedir un laudo del presidente para rechazar el inicio de ese estudio de impacto. Sin embargo, demoró casi dos años en iniciar el mecanismo del laudo: recién lo hizo este año. Ahora Fernández anunció que rechazará los argumentos mendocinos.
Con esta decisión presidencial, Mendoza ya empezará a activar el plan B. Es que esos estudios demorarán dos años y, posiblemente, sean malos para los intereses mendocinos.
Ahora, la intención del Ejecutivo mendocino es que se liberen los fondos y poder administrar los 1.023 millones de dólares de manera más diversa: para obras hídricas o que “estén relacionadas” con el desarrollo hídrico de manera indirecta.
Dos ríos
El río Mendoza, formado totalmente por aguas de deshielo, nace en la localidad de Punta de Vacas. Irriga las tierras de los departamentos de Luján de Cuyo, Maipú, Las Heras, San Martín y Lavalle en la provincia de Mendoza y desemboca en las lagunas de Guanacache. Estas lagunas -cuyo colector es el río Desaguadero- se han ido desecando con el paso del tiempo, debido al desvío de las aguas.
En tanto, el Diamante se alimenta del deshielo que entra al Lago Diamante. Tiene un caudal de 33 m³/s, con máximos en primavera y en verano.
El curso superior del río va al sur y finaliza yendo al norte, y entra al profundo y angosto Cañón de Agua del Toro, donde se endica para producir hidroelectricidad por el Embalse Agua del Toro, aguas abajo en el Embalse Los Reyunos. Juntos generan 500 MW.
Al alcanzar la planicie, el Diamante pierde parte de su caudal por infiltración y evaporación. Hace un gran arco, pasa al sur de la ciudad de San Rafael, en el centro geográfico de la provincia de Mendoza, donde se lo usa para riego (junto con el río Atuel).
El río se abre en múltiples brazos cortamente hasta alcanzar el Desaguadero (aquí llamado Salado), en el límite con la provincia de San Luis.
Además, hay otro dato: el Diamante, según ha recordado la Fundación Chadileuvú, hace más de dos siglos, era tributario del Atuel. El virrey Rafael de Sobremonte, allá por 1808, le dio la orden a su jefe territorial Miguel Telles Meneses de que buscara la forma de separar el río Diamante del Atuel, con el fin de facilitar el tropeo de hacienda con destino al abastecimiento español que esperaba en Chile.