El expolicía Fernando Martín Safenreider, condenado a doce años de prisión por el homicidio de un cazador de liebres en la zona del pueblo de Lonquimay, obtuvo este viernes las salidas transitorias. Es decir, una autorización para salir, durante determinado tiempo, de la prisión.
La autorización fue firmada por el juez Martín Saravia, en una audiencia que se desarrolló en las primeras horas de este viernes en el Centro Judicial de Santa Rosa.
El dato fue confirmado a Diario Textual por el abogado querellante Omar Gebruers. “Este es un beneficio que se obtiene cuando se cumple el 50% de la condena, que en este caso ya cumplió”, contó. “La fiscalía y la querella no tuvimos objeciones porque todos los informes fueron positivos”, agregó.
Safenreider fue condenado en 2017 por matar de un tiro al cazador Santiago Garialdi en una calle de la zona rural de Lonquimay.
Los jueces de audiencia Daniel Sáez Zamora, Alejandra Ongaro y Carlos Chapalcaz dieron por acreditado que el 24 de julio de 2016, a la noche, se estacionó una camioneta policial en la intersección de dos caminos, uno denominado del Cementerio y el otro La Armonía. Estaban esperando a los cazadores, luego de un aviso del policía del pueblo de La Gloria, Marcos Sebastián Ochoa.
El móvil de la Subcomisaría de Lonquimay era conducido por el cabo Safenreider. Viajaba como acompañante otro policía, Norberto Daniel García.
Ambos policias –dijeron en el fallo los jueces pampeanos– descendieron del vehículo dejando las puertas abiertas, y mientras Safenreider se ubicó delante del móvil, García lo hizo al lado de la puerta del conductor. Momentos después pasó por esa intersección un vehículo (camioneta Ford 100, dominio AWC-070, chapa color gris), circulando por el referido camino vecinal, en dirección norte a sur. Ese rodado se encontraba visiblemente preparado para realizar tareas de caza.
La Audiencia de Juicio detalló que en la camioneta cazadora viajaban cuatro personas: Enrique Andrés Casabonne (conductor), Juan José Castilla (acompañante) y Mario Luján Arroyo (portaba una carabina calibre 22) y Héctor Santiago Garialdi (iluminador).
“La camioneta pasó por la intersección, y realizó una maniobra de esquive, por cuanto en el inicio de la encrucijada había una cadena de acero, con pedazos de hierros soldados, denominados ‘miguelitos’ –indicaron los jueces–. En esa maniobra, la cadena fue arrastrada, impactó contra la rueda delantera derecha, que se pinchó y salió despedida. Al mismo tiempo, y dado el corto lapso en que se desarrolló todo el suceso (entre siete y diez segundos), desde la torreta de la camioneta, Garialdi iba mirando e iluminando en dirección hacia el móvil policial, apuntándolo con el reflector”.
“Como respuesta, Safenreider, y cuando ya la camioneta había sobrepasado al personal policial y no representaba ningún peligro, con el arma de fuego que le fuera asignada en su carácter de funcionario público, realizó ocho disparos –en dos secuencias– desde dos sectores de boca de fuego distintas. El primero ubicado en la arteria que se dirige a Lonquimay, desde donde realizó seis disparos, y la segunda secuencia de dos disparos se ejecutó sobre el camino vecinal con dirección a la ruta N° 5. Los dos primeros disparos impactaron en Garialdi –uno a la altura de la cabeza y el otro rozó su antrebrazo derecho–, provocándole el primero heridas de tal gravedad que se constituyeron en la causa de su deceso. El tercer disparo impactó sobre la puerta izquierda de la camioneta Ford, atravesándola e ingresando en el glúteo izquierdo de Casabonne, quien resultó víctima de lesiones”, expresaron.
Los cazadores, conmovidos, se dirigieron a toda velocidad al centro de salud de Lonquimay. Pero Garialdi ya estaba muerto.