El Premio Nobel de Química 2022 fue Carolyn R. Bertozzi, Morten Meldal y K. Barry Sharpless, quienes desarrollaron un modo de “unir moléculas”.
El secretario general de la Real Academia Sueca de Ciencias, Hans Ellegren, anunció los ganadores en Estocolmo, Suecia y destacó que los científicos fueron galardonados por “el desarrollo de la química del clic y la química bioortogonal”.
La semana Nobel comenzó este lunes con el premio en Medicina, otorgado a Svante Pääbo, un científico que descifró los secretos del ADN neandertal.
Este martes, tres científicos ganaron conjuntamente el premio de Física por demostrar que las partículas diminutas pueden mantener una conexión entre sí, incluso cuando están separadas. En tanto que el Nobel de Literatura se entregará este jueves y el de la Paz 2022 se anunciará el viernes. El último premio será el de Economía, que se entregará el 10 de octubre.
Según informó el comité del Nobel, Barry Sharpless y Morten Meldal sentaron las bases para una forma funcional de química, la “química del clic”, en la que los bloques de construcción moleculares se unen de manera rápida y eficiente. Bertozzi utilizó esta química del clic en organismos vivos.
Durante mucho tiempo, los químicos se vieron impulsados a construir moléculas cada vez más complicadas. En la investigación farmacéutica, esto involucró la recreación artificial de moléculas naturales con propiedades medicinales, lo que dio lugar a muchas construcciones moleculares admirables, pero que consumen mucho tiempo y son muy caras de producir.
“El Premio de Química de este año trata de no complicar demasiado las cosas, sino de trabajar con lo fácil y sencillo. Las moléculas funcionales se pueden construir incluso siguiendo una ruta directa”, exolicó Johan Åqvist, presidente del Comité Nobel de Química.
Sharpless, quien ahora recibe su segundo Premio Nobel de Química, acuñó en el 2.000 el concepto de química clic, que es una forma de química simple y confiable, donde las reacciones ocurren rápidamente y se evitan subproductos no deseados.
Poco después, Morten Meldal y Barry Sharpless, independientemente el uno del otro, presentaron la cicloadición de azida-alquino catalizada por cobre, una reacción química elegante y eficiente que ahora es de uso generalizado. Entre muchos otros usos, se utiliza en el desarrollo de productos farmacéuticos, para mapear el ADN y crear materiales que sean más adecuados para su propósito.
Carolyn Bertozzi llevó la química de clics a un nuevo nivel. Para mapear biomoléculas importantes, pero esquivas en la superficie de las células (glicanos), desarrolló reacciones de clic que funcionan dentro de los organismos vivos. Sus reacciones bioortogonalesse usan globalmente para explorar células y rastrear procesos biológicos.
Utilizando reacciones bioortogonales, los investigadores mejoraron la orientación de los productos farmacéuticos contra el cáncer, que ahora se están probando en ensayos clínicos.