La senadora nacional María Victoria Huala (Juntos por el Cambio, PRO) salió al cruce de la secretaria de Cultura de La Pampa, Adriana Maggio, y sostuvo que está en contra de la prorroga de la Ley de Industrias Culturales porque es una legislación “mala e irreal” para el país.
“Hoy, más que nunca, tenemos que ser cuidadosos con los recursos públicos que el Estado recauda y analizar minuciosamente el mejor destino para su utilización”, expresó, en un comunicado de prensa enviado a Diario Textual, en respuesta a Maggio, que pidió que de quórum para que pueda tratarse la iniciativa. “Dentro de este panorama, la cultura no es un tema menor. Es un tema de suma importancia y como tal, esta discusión se tiene que dar con la seriedad y respeto que se merece, en conjunto con los presupuestos anuales presentados por el gobierno de turno y no cada 50 años como dice el proyecto actual”, sostuvo.
“Intentemos hacer memoria que pasaba con la cultura hace medio siglo atrás. Claramente podemos ver cuánto ha cambiado el mundo, sus maneras de comunicar y comunicarnos”, dijo. “Por ello el proyecto sobre cultura, que impulsa el oficialismo, es malo e irreal. Es malo entre otras cuestiones porque establece una prórroga de asignaciones específicas para el arte por un periodo de 50 años. Cincuenta años es una prórroga extremadamente extensa para los tiempos que corren. Nadie sabe a ciencia cierta de qué manera se expresarán las artes de aquí a dentro de medio siglo. Asimismo, este proyecto tampoco establece criterios racionales para el uso de esas asignaciones”, agregó.
En junio pasado, la Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto de ley que prorroga por 50 años las asignaciones específicas destinadas al sostenimiento de actividades culturales que llevan adelante la industria audiovisual, teatral, musical y las bibliotecas populares.
En tanto, en julio pasado, el proyecto obtuvo dictamen de comisión en el Senado. Sin embargo, hasta el momento no ha sido tratado en el recinto.
Luego, el 21 de septiembre, los titulares de las carteras y secretarías de Cultura de las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires pidieron por la aprobación de ese proyecto en un texto conjunto. Dijeron que podría haber un “apagón cultural” en el país.
Según aseguran desde esos sectores, estas asignaciones resultan imprescindibles para el fomento y el desarrollo del teatro, la música, la danza, el cine, la televisión, el audiovisual, las bibliotecas y medios de comunicación comunitarios, y miles de puestos de trabajo dependen de ellos.
Este es el comunicado de prensa de Huala, titulado “Por una cultura responsable”:
Nuevamente el Gobierno Nacional realiza un ajuste brutal sobre áreas sensibles como en Educación, Salud y discapacidad. Sin embargo, para una parte de la sociedad afín al gobierno de turno parece importarle poco. Ya no vemos videos de famosos reclamando, ni personas llorando en la tv porque los jubilados no llegan a fin de mes.
Las prioridades en nuestro país están cambiadas. Para peor.
La reducción del déficit fiscal durante el gobierno de Mauricio Macri, fue un esfuerzo descomunal que hicimos entre todos los argentinos y que se llevó a cabo gracias a una Ley enviada al Congreso de la Nación en el año 2017. Esta ley nos permitió ordenarnos para crecer, para salir de la crisis profunda en la que estábamos. Gracias a la ley y al gran esfuerzo que hicimos cada uno de los ciudadanos que habitan nuestro país, logramos reducir el déficit de 7 puntos de PBI en el 2015 a un déficit primario del -0.4% del PBI en el año 2019.
En honor a ese esfuerzo es hoy, más que nunca, tenemos que ser cuidadosos con los recursos públicos que el Estado recauda y analizar minuciosamente el mejor destino para su utilización.
Dentro de este panorama, la cultura no es un tema menor. Es un tema de suma importancia y como tal, esta discusión se tiene que dar con la seriedad y respeto que se merece, en conjunto con los presupuestos anuales presentados por el gobierno de turno y no cada 50 años como dice el proyecto actual.
Intentemos hacer memoria que pasaba con la cultura hace medio siglo atrás. Claramente podemos ver cuánto ha cambiado el mundo, sus maneras de comunicar y comunicarnos.
Por ello el proyecto sobre cultura, que impulsa el oficialismo, es malo e irreal. Es malo entre otras cuestiones porque establece una prórroga de asignaciones específicas para el arte por un periodo de 50 años. Cincuenta años es una prórroga extremadamente extensa para los tiempos que corren. Nadie sabe a ciencia cierta de qué manera se expresarán las artes de aquí a dentro de medio siglo. Asimismo, este proyecto tampoco establece criterios racionales para el uso de esas asignaciones.
La defensa de la cultura no puede usarse como pantalla para el despilfarro en gastos burocráticos, desplazando a los verdaderos destinatarios de los fondos que, en el caso de los actuales impuestos, buscan apoyar las actividades culturales y audiovisuales.
Es transcendental que la cultura siga viva, pero también es primordial que el Estado deje de gastar plata que no tiene. Nadie niega que hay que apoyar, defender y acompañar a la cultura, pero tiene que ser de forma racional, sabiendo cuánto, como, hasta cuándo, para qué y para quiénes serán destinados esos recursos. Nuestros recursos.
Conozco perfectamente la dedicación y el trabajo maravilloso que hacen los exponentes de la cultura. Honro su labor y trabajo. Sin ir muy lejos, hace semanas atrás, tuve la posibilidad de recibir en el Senado a pampeanos y pampeanas y entregarles un reconocimiento por sus aportes a la cultura.
Necesitamos una ley seria, transparente, consistente en el tiempo y real. Una ley que acompañe a todas las ramas de la cultura sin perder el eje racional de los recursos que se destinan y que esos recursos lleguen efectivamente a todos los artistas, instituciones y bibliotecas populares de todos los rincones de nuestro país. Necesitamos una ley que sea coparticipable.
La cultura es la expresión de nuestra identidad. Todos coincidimos que mediante la cultura nuestra sociedad se manifiesta, es el retrato de una época, la expresión de los años de historia nacional, le da voz a la nación. El arte en todas sus ramas -audiovisual, teatral, musical, etc- en conjunto con nuestras bibliotecas populares fortalecen nuestra identidad, nuestro sentido patriota y mantienen la llama de la cultura encendida.
Mantengamos la cultura encendida, pero de manera responsable.