El radicalismo de General Pico está estallado por estas horas. La UCR está fragmentada, más que en otras oportunidades, y enfrentada no solo por las listas locales, sino sobre todo por lo ocurrido a nivel provincial que profundizó las diferencias.
La incorporación “por la ventana” el lunes de la exdiputada Patricia Testa como precandidata a vicegobernadora de la lista de la UCR no fue gratuita. Testa, que estaba alejada como dirigente de la actividad partidaria, aceptó la propuesta y puso dos condiciones: que se incorpore a una persona cercana a ella, Gisela Cuadrado, en el cuarto lugar de la boleta de diputados; y que quedara afuera el actual concejal Guillermo Coppo.
Testa y Coppo tienen diferencias políticas y personales. En 2019, Coppo iba en la lista de la UCR a nivel local en la interna que enfrentó a la del PRO, encabezada por Martín Maquieyra. Testa, que era diputada del bloque radical, firmó como candidata a viceintendente de Maquieyra en contra de la lista radical. Maquieyra ganó la interna y Testa y Coppo, en ese orden, fueron como concejales, pero apenas electos, Testa renunció dejando sin un lugar a la UCR en el Concejo Deliberante.
En las negociaciones para la última lista de diputados provinciales que se presentó este miércoles, además, se había pensado que Ulises “Chito” Forte, suegro de Coppo, lo reemplazara. Pero también fue “bajado” y se colocó a Julián Aguilar, del mismo sector.
Ahora la división entre los radicales es notoria. No solo están enfrentados a nivel provincial, sino también a nivel local ya que hay tres listas de precandidatos a intendente: la de Jorge Amato (con apoyo de Coppo), la de Juan Pablo Vieta (vinculado a Patricia Testa) y la de Juan Carlos Passo; y una del PRO, con Adriana García como postulante.