Ulises y Alexis viven en Santa Rosa. Uno recibió un corazón hace diez años. El otro, hace poco más de un mes. La historia de sus luchas en Diario Textual.
Por Sergio Romano
Son las 11 de la mañana de un viernes caluroso, un perro marca perro busca sombra, suena cuarteto en una radio barrial y Ulises y Alexis se ríen a carcajadas. Se abrazan y ríen. Son hermanos y protagonistas de un caso para nada común en el país: ambos tienen un corazón trasplantado.
Alexis Palacios, hoy empleado municipal y fanático de los autos, tiene 23 años. En 2012, cuando tenía 13 años y luego de un paro cardíaco, entró en emergencia nacional. Finalmente consiguió un donante. “Fue el 30 de octubre de 2012”, recuerda. Ese día, en una intervención en el Hospital Garrahan, comenzó a sentir el latido de su nuevo corazón.
Su hermano Ulises Matías tiene 6 años y también fue trasplantado de corazón, en una larga intervención en la Fundación Favaloro de Buenos Aires, entre el 13 y el 14 de diciembre de 2022. Lleva su segundo nombre en homenaje al donante de Alexis: Matías Mazzega, un joven que falleció en un siniestro vial en la provincia de Mendoza. Sus padrinos son, además, los padres de Matías: Miriam Vega y Adrián Mazzega.
Anoche, Ulises llegó desde Buenos Aires con sus padres Natalia y Javier Palacios. Los vecinos y amigos lo esperaron, con aplausos y carteles, en el ingreso a la casa. “Bienvenido pequeño guerrero. Tu Pampa te recibe y te abraza”, decían algunos de los pasacalles.
Los padres de Alexis y Ulises son Natalia Mazzei -dueña de una despensa- y Javier Palacios -empleado municipal-. Viven en el barrio Los Hornos, a metros de la laguna Don Tomás. Tienen cuatro hijos: además de los dos trasplantados, están Priscila (17) y Alan (22). “Fue emocionante tanto apoyo y el recibimiento. Hubo vecinos, amiguitos de Ulises y mis compañeros de trabajos. Toda la gente de La Pampa estuvo pendiente”, cuenta Javier a Diario Textual.
Los problemas cardíacos de los hermanos se deben a una miocardiopatía dilatada severa. Es lo mismo que padece, incluso, Javier. “Es algo genético. En el caso de Alexis, se descubrió cuando ya tenía unos años… En ese momento nos hicieron estudios a todos y descubrieron que yo tenía lo mismo. Nos comentaron, en su momento, que si volvíamos a tener otro hijo podía tener el mismo problema de Alexis. Pero cuando Natalia quedó embrazada, lo charlamos y decidimos seguir adelante. A los dos años, se descubrió que Ulises tenía miocardiopatía y empezó a ser medicado”, cuenta.
El nene, si bien medicado, se cansaba al jugar. Prácticamente no podía correr ni andar en bicicleta.
Hace unos tres meses, tuvo que ser internado. “Se nos vino el mundo abajo. Fue volver a pasar por lo mismo”, dice Natalia.
Primero fue internado en el Hospital Molas, de Santa Rosa, luego fue derivado al Garrahan -donde hacía una década fue operado Alexis- y finalmente internado en la Fundación Favaloro.
En el Garrahan, el nene sufrió incluso un ACV. Medio cuerpo le quedó, por unos días, inmovilizado. “El corazón, al estar funcionando mal, generó un coágulo que pasó al cerebro. Lograron sacarle el coágulo y lo estabilizaron”, dice.
Ya en la Favaloro, recibieron la noticia de que el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) tenía un posible donante. Provenía de Salta.
“Nos avisaron el 13 de diciembre, a la mañana. Y la operación comenzó a la noche, hasta las 8 de la mañana del 14”, recuerda.
Eso no fue todo: poco después de trasplantado se detectó que había sido contagiado de coronavirus. “Nos asustamos mucho. Lo medicaron y se empezó a recuperar”, cuenta.
Hoy Ulises -fanático de los dinosaurios- se muestra feliz. “Yo gané”, le dice a la familia, en referencia a su lucha por conseguir un corazón.
Alexis, en tanto, no puede contener la alegría. “Por suerte se pudo conseguir un donante. La internación de Ulises fue de tres meses, mucho más rápido que lo que me pasó a mi… En el caso mío, estuve internado un año y medio… Hoy estamos muy felices y disfrutando de él”, dice.
Alexis tenía 13 años cuando, luego de sufrir un paro cardíaco y estar al bordo de la muerte, recibió su nuevo corazón. Su donante Matías “Tutte” Mazzega había fallecido en un siniestro vial en Maipú (Mendoza).
Los padres de Matías, Miriam Vega y Adrián Mazzega, aun golpeados y doloridos por el fallecimiento, sin dudarlo decidieron autorizar la donación de los órganos. “Mi hijo tenía 18 años y desgraciadamente no pudo recuperarse”, ha recordado Miriam. “Luego de 12 horas de conocerse que tenía muerte cerebral, nos preguntaron si queríamos ser donantes. Les dijimos inmediatamente que sí, porque en alguna oportunidad con Matías se habló del tema… Y recordábamos que él había dicho que, si algún día le pasaba algo, él quería ser donante… En el momento en el que nos entregan sus restos, nos dijeron que su corazón ya latía en Buenos Aires (NdeR: el trasplante se hizo en el Hospital Garrahan). Fue impactante”.
Nunca le dijeron a Miriam y Adrián, por protocolo del Incucai, la identidad de los receptores de los órganos. Tampoco a los Palacios les informaron la identidad del donante.
Sin embargo, Javier comenzó a buscar a los familiares de Matías. “Solo sabía que el donante era de Mendoza…. Entonces empecé a buscar en los diarios, y en los avisos fúnebres de esa época”, dice. Finalmente lo halló y en 2016 se animó a llamar por teléfono a Mendoza. “Hola Miriam. Me llamo Javier, vivo en Santa Rosa, La Pampa, y creo que mi hijo tiene el corazón del tuyo”, le dijo a Miriam. Desde ese día, son parte de la familia.
Los Palacios aún no se animan a buscar a la familia del donante salteño. “Tiempo al tiempo… Se verá en su momento…”, dicen.
Ulises, en tanto, sonríe y se abraza a Alexis. Sus corazones laten con fuerza.
