Norberto G. Asquini
El cambio, no importa cuál o cómo, pero sobre todo la bronca, ganó en La Pampa. El libertario Javier Milei, un outsider de la política sin estructura, sin siquiera un concejal en la provincia, se impuso al peronismo gracias a la tendencia nacional. Este domingo ganó el malhumor social contra el gobierno nacional (un gobierno desastroso, que no fue peronista en el sentido de no haber solucionado los problemas de la gente). El enojo justificado por la crisis económica llevó a un contundente castigo.
El Partido Justicialista provincial no pudo esta vez con una tendencia nacional que arrasó en todo el país, empujado por el avance del libertario y la suma de los votantes de Juntos por el Cambio que lo apoyaron en la segunda vuelta, por una u otra razón, pero sobre todo por un sentimiento antiperonista y antikirchnerista. Tanto radicales como macristas votaron a Milei dándole un amplio triunfo.
Una victoria que no puede capitalizar nadie en La Pampa, salvo el grupo de militantes de La Libertad Avanza. El resto fueron invitados entusiastas a una fiesta que no es la suya. Ni el PRO como nuevos aliados, el radicalismo haciéndose el distraído o el “tren fantasma” que sumó a sectores como Comunidad Organizada o los Aragonés en Pico.
¿Cómo convivirán ahora los dos sectores aliados en JxC en La Pampa? ¿Habrá diferencias? ¿Qué pasará con los libertarios? ¿Se sumarán a la liga antiperonista en la provincia?
Hay dos mundos paralelos en la política pampeana. Una provincial, donde el gobernador Sergio Ziliotto fue reelecto en mayo (parece que hubiera pasado mucho más) por el 47% y la nacional, donde se manifestó un votante hastiado con el actual gobierno nacional. Frente a este panorama, el gobierno provincial deberá desde este lunes ir afinando la estrategia para convivir con un gobierno nacional de ultra derecha que llegará con la idea fija del ajuste del sector público, con indicios de no apostar demasiado a la convivencia democrática y a la pluralidad de voces y con tendencias negacionistas y violentas. Los reflejos de las experiencias de Trump y Bolsonaro podrían en este sentido ser demasiado benévolas a lo que puede llegar a sobrevenir. Serán cuatro años de jugar a la defensiva.
Las y los votantes en La Pampa, como en el resto del país, eligieron como dijimos el cambio como expresión de la bronca por sobre cualquier argumento y advertencia. La Argentina entra ahora en una dimensión desconocida, tomando la metáfora del periodista Martín Rodríguez de La Político Online, que no se sabe dónde nos llevará. Agárrense fuerte.