Todos los ministros, secretarios y directores hace un mes que dejaron sus renuncias a disposición en la Secretaría General de la Gobernación. El gobernador Sergio Ziliotto, aún en shock por el resultado del balotaje que le dio un contundente triunfo y consagró como nuevo presidente al libertario Javier Milei, tiene que empezar a definir en estos días al nuevo gabinete que asumirá el 10 de diciembre, cuando arranque su segundo mandato. Quienes esperaban un rediseño para la contienda por la gobernación en 2027, deberán esperar: hoy la estrategia es “resistir” el vendaval de Milei que promete motosierra en recursos y obras públicas. Y, según ya dijo horas después de su victoria ante Sergio Massa, sin gradualismos.
Rumores hay muchos y se descuenta que se acrecentarán en las próximas horas. De todas maneras, el tema lo ha manejado Ziliotto con absoluto hermetismo.
En principio, según cuentan en los pasillos de Casa de Gobierno a Diario Textual, hay un par de funcionarios “intocables” para el mandatario, hoy por hoy: el secretario general de la Gobernación y uno de los hombres fuertes del Gobierno, José Vanini, y el ministro de Hacienda, Guido Bisterfeld. No muchos más.
Ya hay, como se sabe, al menos tres funcionarios del gabinete que no seguirán por cambios “obligados”: el ministro de Gobierno, Justicia y DDHH, Ariel Rauschenberger, quien el 10 asume como diputado nacional; la secretaria de la Mujer, Liliana Robledo, que pasará a ser diputada provincial; y la secretaria de Cultura, Adriana Maggio, quien ha anunciado a sus allegados que se jubila.
El resto de ministros y secretarios se están comiendo las uñas. De todas maneras, hay quienes especulan que es posible que, ante la victoria de Milei y la necesidad de “resistir” en los próximos años, como ha planteado el propio Ziliotto, se produzca una reestructuración de los ministerios: se menciona la posibilidad de que achicar la estructura. “¿Por qué no un minigabinete?”, especula y exagera un funcionario que conoce los entretelones del poder.
En época de economía de guerra, no se descarta que se bajen de rangos algunas secretarías y pasen a depender de ministerios, como la de Turismo, la de Cultura y la de Mujer. O hasta la de Trabajo. Pero por ahora son especulaciones y rumores sin confirmación.
La Secretaría de Asuntos Municipales, que hace de nexo con los intendentes, no se tocará. Es un área codiciada. Una de las pocas dudas es si se mantendrá en el cargo Rogelio Schanton -ya soportó y sorteó presiones de sectores del ultravernismo-.
Tampoco -en principio- se tocarán otras dos secretarías que son claves para el Gobierno de Ziliotto: Energía -al mando de Matías Toso, otro “prácticamente intocable”, al decir de un funcionario- y Recursos Hídricos -con Néstor Lastiri, aunque la duda es si habrá un recambio en esa área-.
En tanto, con la victoria de La Libertad Avanza, se enterró definitivamente la posibilidad de sumar un nuevo ministerio, el de Hábitat, que había impulsado -y llevado la idea al despacho de Ziliotto- un dirigente de otra línea interna del peronismo. Según ha podido averiguar Diario Textual, pretendía que el área de viviendas saliera de la órbita directa del Ministerio de Obras Públicas.
A su vez, quedarán en pie el Ministerio de Desarrollo Social -área de enorme importancia para todo gobierno peronista y hoy en manos de Diego Alvarez, cuestionado por otros sectores como el vernismo de paladar negro y siempre “candidato” a pasar al Ministerio de Gobierno-; el Ministerio de Conectividad y Modernización -con Antonio Curciarello, que en principio no se movería del lugar pese a ser mencionado insistentemente en los últimos días para ocupar una estratégica secretaría-; el Ministerio de Educación -con Pablo Maccione, cuestionado por propios y extraños, y en la cornisa luego de que hasta estudiantes secundarios le pidieran a un gobierno peronista más días de clase-; y el Ministerio de la Producción -a cargo de Fernanda González, que no termina de convencer pero que por el momento tiene la banca en Gobernación-.
Otro párrafo merece el Ministerio de Salud, un área donde Ziliotto no tiene más que elogios a Rubén Kohan, su ministro: resalta principalmente el trabajo en medio de la pandemia de coronavirus y en la puesta en marcha del Hospital Favaloro. Kohan, de no mediar nada extraño, seguirá en el cargo.
En el Ministerio de Seguridad, por su parte, hay un signo de interrogación sobre Horacio di Nápoli. Hace una semana, en un acto frente al gobernador, pareció despedirse.
A su vez, otro ministerio estratégico es el Obras Públicas, hoy en manos de Julio Rojo. Con seguridad, uno de los que saldrán más golpeado con los recortes que se esperan de Milei.