Por Norberto G. Asquini
El anuncio del gabinete del gobierno pampeano, el del segundo período de Sergio Ziliotto, marca el inicio de una nueva etapa política para el mandatario provincial: el de la profundización de la política, en momentos que es necesaria para apuntalar un peronismo provincial que debe resistir los embates de un gobierno liberal en la Casa Rosada.
Cuando todos esperan una mera continuidad de nombres y de una línea de gobierno basada exclusivamente en la gestión, el mandatario dio el golpe de efecto. La conformación del gabinete lleva el sello de Ziliotto, es sostener un rumbo, pero a la vez transformar la impronta de la gestión con más política.
La creación de un Ministerio de Gobierno y Asuntos Municipales, poniendo énfasis en la relación con los municipios, al jerarquizar una cartera eminentemente política como lo es también Desarrollo Social, fue una clara señal de qué busca en esta segunda etapa.
La incorporación de dos intendentes, Pascual Fernández de Uriburu como ministro de Gobierno y Asuntos Municipales, y Gabriela Labourie de Jacinto Arauz como secretaria de la Mujer, demostró una de las prioridades del mandatario. Ambos son intendentes “de Ziliotto”. Asumieron junto a él en 2019 y son dirigentes de confianza. Ahora se incorporan a los funcionarios que ya estaban y que fueron confirmados como parte del equipo de gestión. Funcionarios que bien podemos llamar “ziliottistas” dentro de la Plural.
La llegada de Fernández al ministerio tal vez pueda ser sorpresiva para algunos, pero no para quienes están en política. Hizo méritos. Con Ariel Rauschenberger y Labourie, los tres candidatos a diputados nacionales, se pusieron al frente de una de las campañas más difíciles que tuvo el peronismo provincial afrontando el desbarajuste nacional. Rauschenberger, Fernández y Labourie recorrieron toda la provincia, pero no solo de campaña: haciendo política. Fernández además ganó en su localidad en las tres instancias, las PASO, la presidencial y el balotaje. Un intendente respetado por sus pares. Esa es la impronta que quiere Ziliotto en la gestión y que derrame al peronismo.
El nuevo gabinete nació además como hijo del más absoluto secretismo. Fue armado íntegramente por Ziliotto y dos o tres personas de su confianza. El silencio, y la desorientación, de los medios mostraron que con esa estrategia evitó las filtraciones y operaciones. La integración del gabinete sostiene las funciones de un Estado presente, pero le agrega un ingrediente político no tan explícito en su primera gestión y que ahora quiere que sea el centro en la que viene. En esa construcción, también deberá tener en cuenta la contención y la relación con los distintos espacios, tema nada menor.
Consolidado Ziliotto con su reelección y con una campaña nacional que se puso al hombro, y que a pesar del resultado demostró que el peronismo sigue vigente en La Pampa, ahora es momento de iniciar un gobierno con sello propio.