La recesión está golpeando de lleno a las Pymes industriales pampeanas. Gustavo Moreno, presidente de la fábrica de calzados Calzatex, dijo que el panorama es negro. “En marzo tuvimos una caída del 40% en las ventas y abril arrancó peor”, sostuvo en diálogo con Radio Textual (LU 33).
Calzatex comenzó a producir zapatillas y zapatos en abril de 2023 en el predio de la explanta de Calzar, en Santa Rosa. Arrancó con 28 empleados, que habían sido despedidos por Calzar cuando cerró, y fueron incorporando a más personas. Hoy son 62 empleados. “Hacemos cuentas y tratamos de ingeniarnos para mantenerlos”, sostuvo. “Nosotros somos una Pyme familiar. Siempre estamos buscándole la vuelta para ver de qué manera seguir produciendo o haciendo cosas. A veces pensando en producir y no en ganar, pensando en mantener los puestos de trabajo y no en hacer un gran negocio”, expresó.
Sus calzados, principalmente vinculados a los colegiales, se distribuyen en todo el país, principalmente en provincia de Buenos Aires y todo el norte argentino.
El fantasma del industricidio está a la vuelta de la esquina. La desregulación de la economía, la apertura de importaciones y la caída brusca del consumo están preocupando a las Pymes. “Si no cuidamos nuestra industria y nuestros puestos de trabajo, de afuera no la van a cuidar”, expresó. “La oferta y la demanda se va a achicar. Y cada día se agrava más”, alertó.
“La situación de crisis no difiere mucho de lo que está sufriendo otros sectores. Incluso en este momento hasta los alimentos han caído, con lo cual imagínense que el calzado todavía se siente mucho más: uno primero come y luego se compra ropa o calzado”, manifestó.
-¿Cómo puede impactar ahora, además de esta recesión que estamos atravesando, la apertura de importaciones del Gobierno nacional?
-Son nuevas viejas noticias. O sea, esto ya lo conocemos: tenemos muy claro hacia dónde van. Me gustó que en el último tiempo quisieron presentarlo como una alternativa para bajar los precios de los productos nacionales para el producto importado. Eso es una falacia de todo punto de vista porque no es que aparece un nuevo jugador en el mercado que importa calzado y compite con la industria nacional. Lo que pasa ahí es que el industrial argentino deja de producir, se da vuelta, compra importado y terminado con manufacturas extranjeras. Lo trae y sigue teniendo el mismo precio. No va a bajar el precio de la mercadería, eso es una mentira. Y achica personal y ahorra dinero. Es un círculo vicioso donde nadie gana, solamente el importador. Y en algún momento tampoco gana porque el mercado se derrumba.
-¿La situación actual es similar a la de los ’90?
-No es comparable. En los ’90 lo viví. Tuve que cerrar nuestra empresa familiar. Me fui a trabajar como empleado a una fábrica, que era importadora. Eso es una herida abierta, que nunca va a terminar de procesar. Ahora partimos de una situación más grave: tuvimos una crisis por el covid y luego una recuperación de un año y posteriormente empezaron las elecciones y fue de peor a peor… Igual durante los últimos dos años del Gobierno de Alberto Fernández nos peleábamos por conseguir los dólares para importar. Hoy no tenemos ese problema. Y no lo tenemos porque no tenemos demanda.