El Congreso Provincial del Partido Justicialista dejó varios elementos para analizar la situación actual del peronismo pampeano. Por un lado, se ratificó la unidad, que fue la bandera en el discurso del gobernador Sergio Ziliotto, pero por otro lado hubo pocas voces discordantes y hasta autocríticas.
Se esperaba que, durante el encuentro, que tenía temario abierto, pudieran hablar aquellas voces discordantes, sobre todo del grupo de los doce intendentes “no alienados” al Ejecutivo provincial y que se juntan cada tanto en reuniones que no son públicas.
Hubo autocríticas y reclamos, como los del exdiputado Roberto Robledo quien dijo que “si se sigue boludeando y, si Milei llega a pegar alguna medida a nivel nacional, te pone el próximo gobernador”. O el del presidente de la UB de Colonia Barón, quien pidió que los funcionarios estén más cerca de los concejales donde el peronismo ya no es gobierno.
Sin embargo, no se escucharon planteos por parte de los intendentes o de los diputados provinciales no alineados que prefirieron el silencio o se hicieron los distraídos.
Si desentonaron el sábado lo que ocurrió con el intendente de Santa Rosa, Luciano Di Nápoli, y los congresales que lo acompañaron. Ese sector pareció querer “romper” el congreso porque no le dieron el lugar que pretendía. Peleado con la diputada provincial María Luz Alonso, Di Nápoli busca hacerse un espacio propio. De su sector, junto al de algunos vernistas -también, molestos, no habrían aceptado ser parte de la mesa directiva-, partieron los silbidos que desentonaron en el acto. El resto de los sectores observaron este depliegue como una sobreactuación.
Lo que si quedó en claro es que no hay margen para divisiones en el peronismo pampeano. En los discursos, los congresales dejaron en claro que el gobernador Ziliotto lleva adelante la resistencia provincial al presidente Javier Milei y el resto del PJ debe garantizar como mínimo el apoyo a esa política y la unidad para evitar la debacle en 2027.
