La marcha convocada por las universidades públicas para el miércoles 2 de octubre contra el anunciado veto del presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, aprobada por el Congreso, pone en debate a la sociedad en general, pero con profundas repercusiones en la política. A los reclamos por los salarios docentes, la supervivencia de las universidades y el ataque al sistema científico nacional por parte del gobierno libertario, ahora se suma a la discusión los proyectos para arancelar y la “provincialización” de las casas de estudios superiores por parte de la gestión mileista.
El debate sobre la universidad es una piedra enorme en el zapato de Milei. En momentos en que las encuestas marcan una tendencia a la baja en su imagen (uno de los motivos el veto a los aumentos a los jubilados), también debe sobrellevar un conflicto que aglutina a diversos sectores. Las universidades nacionales son las instituciones que mejor ponderación social tienen y representan las aspiraciones de ascenso social de los sectores medios.
La discusión tensa la cuerda en la política. En La Pampa también pone blanco sobre negro porque, más allá que algunos dirigentes se hagan los desentendidos o los distraídos, con sus palabras o sus gestos todos toman posición en defensa o contra las universidades públicas.
El peronismo tiene clara la postura. El senador Daniel Bensusán y los diputados Ariel Rauschenberger y Varinia Marín votaron la ley de Financiamiento Universitario y cuando pueden manifiestan su defensa por la educación pública. Hay unanimidad en esta cuestión.
En la UCR la gran mayoría está en defensa del sistema educativo nacional. El radicalismo y las universidades tienen casi una historia en común. De hecho, más allá de las contradicciones internas frente al gobierno de Milei, casi todos se sumaron a la manifestación que se realizó en abril. En Diputados la legisladora Marcela Coli defendió con el sector crítico a los libertarios por la ley. En el Senado, Daniel Kroneberger hizo lo mismo. Desde la UNLPam el brazo universitario, Franja Morada, ya hace presión para que el partido esté presente en la marcha del miércoles. Seguramente el Comité Provincia va a estar de acuerdo con esto.
El Pro es el más complicado en este conflicto y donde se notan sus ambigüedades. Aunque en La Pampa no quieran terminar “chupados” por los libertarios y traten de mostrar sus diferencias, finalmente terminan levantando las manos a favor del ajuste libertario. En Diputados, Martín Ardohain avaló el ajuste como también lo hizo con el veto al aumento a los jubilados (y hasta lo festejó con Milei en el asado de los “87 héroes”). Su par Martín Maquieyra, que acompaña o no las votaciones en favor del gobierno nacional, también votó contra la ley. En tanto, en el Senado, Victoria Huala se abstuvo, aunque la votación la tenía perdida de antemano.
El Pro tiene un conflicto permanente con la UNLPam, y ya en otras gestiones nacionales, sobre todo la de Mauricio Macri, los legisladores que se manifestaron siempre fueron críticos con las Universidades públicas.
Finalmente, están los libertarios de las diferentes tribus. Un discurso que argumentan desde lo liberal pero que anida en la derecha conservadora y que plantea el ajuste permanente sobre la universidad pública. Como si los estudios superiores fueran un gasto y no un derecho humano.