Las Fuerzas de Defensa de Israel afirmaron que mataron al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en el ataque aéreo del viernes en Beirut, capital del Líbano. Hezbollah, por su parte, confirmó la muerte de su líder en un comunicado.
Los cazas israelíes atacaron el cuartel general del grupo militante, situado en una zona de los suburbios del sur de la capital conocida como Dahiyeh, según informó el ejército israelí en un comunicado el sábado.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dijeron que Nasrallah había estado operando desde la sede y “avanzando en actividades terroristas contra los ciudadanos del Estado de Israel”.
Un funcionario israelí afirmó que sabían que Nasrallah está muerto basándose en una “combinación de tipos de información”, pero se negó a dar más detalles. “Tenemos confirmación”. Desde entonces, Hezbollah anunció el fallecimiento de su líder.
Nasrallah convirtió a Hezbollah en el grupo no estatal armado más sólido de la región, con seguidores entregados en Líbano, Iraq, Siria y Yemen. Es la fuerza política más dominante en un Líbano en crisis. Gran parte del mundo occidental ha calificado a Hezbollah de organización terrorista.
El temor a una guerra total alcanzó su punto álgido este mes después de que Israel desencadenara una oleada de explosiones letales en todo el Líbano dirigidas contra combatientes de Hezbollah. Muchos de los muertos eran transeúntes civiles.
Posteriormente, el lunes, Israel lanzó una intensa campaña aérea en el sur y el este del Líbano, en lo que fue el día más mortífero para el país en casi dos décadas. Hezbollah ha lanzado múltiples andanadas de cohetes contra el norte de Israel en respuesta a los ataques.
Las bombas israelíes en Líbano han matado desde entonces al menos a 700 personas y miles más han resultado heridas, según informó el viernes la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU.
Otras casi 120.000 personas han sido desplazadas, según la OCHA, en un país en el que tanto libaneses como refugiados de otros países se enfrentaban ya a una aguda pobreza, inestabilidad económica y acceso limitado a la asistencia sanitaria. Las estimaciones en Líbano sugieren que esa cifra podría ser mucho mayor.
Un oficial militar israelí dijo que aún no sabían cuántos civiles habían muerto en el ataque israelí sobre el sur de Beirut.