El salón infantil Los Pinos, un lugar emblemático de Santa Rosa, cerró definitivamente sus puertas este sábado. La novedad provocó nostalgia principalmente entre los padres que alguna vez festejaron el cumpleaños de sus hijos en el lugar, emplazado sobre Curacó 80. Al parecer, los dueños del local que estaba arrendado buscan dividir capitales y pretenderían venderlo. Así, finaliza una etapa de un sitio que alegró jornadas de niños y niñas durante casi treinta años.
Se distinguía por su salón, de más de 700 metros cuadrados, el amplio laberinto y “tobogán gigante”. Tenía inflable, un toro mecánico, la vuelta al mundo y una canchita de fútbol al aire libre, entre los atractivos que cautivaban a los infantes.
En el último lustro fue el empresario Fabián Galandzij quien lo venía explotando, pero si bien el contrato de alquiler vencía recién en junio decidió junto a su familia adelantar el cierre en buenos términos con los propietarios. “Es una decisión motivada por cuestiones personales, de vida”, soltó el promotor oriundo de Eduardo Castex. “El sábado pasado entregué Los Pinos. Fueron cinco años hermosos, pero también de mucho sacrificio con disponibilidad 24/7”, añadió, consultado por Diario Textual.
Pero la salida de Los Pinos posiblemente no sea la única en el rubro para el productor de origen castense dado que a la vez explota desde hace algunos años Diverland, la casa de fiestas que nació en avenida Circunvalación y Luther King y que luego se trasladó a Pestalozzi al 1.600. “Tenemos en venta Diverland, un negocio armado, en marcha y con el valor real”, la ofreció.